“Una Nación democrática, moderna y progresista debe tener la capacidad, el ingenio y la creatividad de buscar soluciones nuevas que resuelvan los problemas, sin necesidad de matar o ‘interrumpir’ vidas de seres humanos”, afirman los obispos en un comunicado difundido al finalizar la asamblea plenaria de la jerarquía católica, que se realizó durante toda la semana en la localidad bonaerense de Pilar. En el breve texto de una carilla, la Conferencia Episcopal ratifica su posición contraria a la interrupción del embarazo, señala también que “tanto la Iglesia como la sociedad no hemos hecho suficiente al respecto” del aborto y agrega que “tampoco hemos acompañado de la mejor manera a las mujeres que han abortado en medio de sufrimientos y límites, y padecen en soledad las consecuencias de esta decisión”.
Reiterando el tono de la declaración “Respetuosos de la vida” del pasado 23 de febrero, el cuerpo episcopal que preside Oscar Ojea expresa su deseo de que el debate abierto sobre la despenalización del aborto “nos permita dirigir la mirada de manera amplia a diversas situaciones que no deberíamos separar: la defensa del niño por nacer, el respeto por la mujer y el cuidado de la vida, el inmenso valor de la familia y la vida amenazada de tantos argentinos que se debaten en la pobreza y la miseria”.
En todas sus intervenciones sobre la cuestión del aborto, los obispos han buscado relacionar el tema con la realidad social. Ahora afirman que “ojalá podamos defender hasta tal punto los derechos humanos, que no se los neguemos a los más débiles y vulnerables”. Porque, agregan, “vale toda la vida” y “aún hay mucho por hacer para acompañar y ayudar a las mujeres que viven un embarazo inesperado, en malas condiciones (desnutrición, diabetes, otras dificultades obstétricas no controladas debidamente, situaciones de violencia, etc)”.
En declaraciones difundidas por la Conferencia Episcopal, el obispo Ojea subrayó que “todos aquellos que decimos que defendemos la vida tenemos que revisar nuestro compromiso con los hermanos más necesitados”. El presidente del episcopado católico insistió en que “tenemos que pensar qué hacemos con aquellas mujeres que están con un embarazo con muchísimo riesgo social” dado que “no excluimos ya que queremos la vida del más débil pero también la vida de la madre débil”. Según Ojea “cuidar particularmente al más débil sin excluir a nadie nos lleva a revisar, principalmente nosotros los cristianos, nuestro compromiso con aquellas madres más necesitadas”.
En consonancia con el comunicado difundido, Ojea señaló también que esta es “una oportunidad extraordinaria en nuestro país para poder mejorar leyes que tienen que ver con la adopción y que tienen que ver con el cuidado en zonas vulnerables”. En la declaración final de la asamblea plenaria, los obispos “alentaron” a “nuestros legisladores a que se atrevan a soñar una Argentina más grande, superadora de recetas de cuarenta años atrás y a que sean capaces de proponer leyes innovadoras que tutelen tanto la vida y los derechos de la madre como la vida y la dignidad del hijo”. Y reiterando la disposición al diálogo aún sin resignar posiciones, los obispos señalan que “nos duele que algo tan grande y esencial como defender la vida nos pueda enfrentar o dividir todavía más”, motivo por el cual “este momento histórico nos exige luchar codo a codo por los más frágiles de nuestra querida Argentina”.
El cardenal Mario Poli, vicepresidente de la Conferencia Episcopal, pidió que “nadie se sienta herido o también acusado en esta manifestación que hemos hecho los obispos sino que más bien nos mueve este deseo de poner también en la comunidad nacional un elemento más de razón –también de valores morales, éticos– para unir a los argentinos”.
En su declaración, los obispos pretenden representar no solo a los católicos y manifiestan su unión con “todos los argentinos, sean o no creyentes, que defienden la vida humana desde la concepción”. Y en ese sentido agradecen “de corazón a tantas ciudadanas y ciudadanos que con sus testimonios, argumentos y acciones se han destacado en las últimas semanas como apasionados defensores de toda vida humana. Ellos son los grandes protagonistas”, afirma la jerarquía de la Iglesia Católica.