“Nos han dicho que somos Massive Attack pasados por La Pampa”, dice, medio en broma y medio en serio, el multiinstrumentista Daniel Riaño para graficar por qué lado viene la propuesta actual de Desierto y Agua, que acaba de publicar su tercer disco, Peña pop. La novedad es que en este disco el proyecto mutó a un formato dúo y electrónico. El disco anterior, La quimera del caracol (2015), había sido grabado en banda con un sonido clásico y rockero. Pero en este trabajo la cosa viró hacia un sonido “electroandino”: un cruce entre instrumentos folklóricos orgánicos, como trutrucas mapuches, erques, ronrocos y bombo legüero, con instrumentos digitales, como sintetizadores y sampler. “Un mar de texturas”, sintetiza Riaño. “El formato dúo es más fácil para poder viajar y hacer más federal nuestra música”, resalta Feiguin. La presentación será hoy a las 21 en Vuela el Pez (Córdoba 4379), con la apertura a cargo del guitarrista Andrés Novio.
Los viajes por Chile, el norte argentino y otras latitudes fueron claves para consolidar la estética del dúo y desplegar el abanico instrumental: “El tema ‘Sampler Inka’ nació en Cuzco a partir de un arpegio que armó Dani con el ronroco. Y ese tema lo tocamos con dos máscaras de cuero de un cóndor y una serpiente, que es parte de una trilogía Inca. El primero representa lo espiritual y la serpiente, el mundo de los muertos, el inframundo. Y también está el puma, que representa lo terrenal”, explica ella. “Desierto y Agua en vivo es un gran desfile de instrumentos ancestrales, porque todo el tiempo estamos intercambiando los instrumentos. Es como una gran coreografía, por eso ensayamos todos los días, para entrenar los movimientos y no generar baches en vivo”, cuenta Riaño. “Eso hace que el dúo rinda, que suene más como banda”, coinciden, y resaltan que les resulta gratificante acercar la cultura autóctona y ancestral “a los pibes más jóvenes”.
A diferencia de otros artistas de folklore digital, este dúo se caracteriza por cierta oscuridad y una mirada crítica sobre la explotación de los recursos naturales, como cantan en “La base militar” (con Gaspar OM como invitado) o en “Copla transgénica”. “Viajamos mucho tocando y vemos muchas cosas en la ruta. ‘Copla transgénica’, que habla sobre la desertificación de la tierra, surgió a raíz de ver en los pueblos por los que pasábamos tierra muerta a lo loco o hectáreas de monocultivo. Si no salís de la ciudad, no te toca el corazón”, enfatiza Riaño.