Uno de los lugares comunes compartidos por economistas de diversas corrientes es que Argentina es un país rico en recursos naturales. En esa realidad se sitúan los liberales para proponer que el país se dedique a producir bienes primarios, donde tendría ventajas comparativas gracias a los abundantes recursos. Desde un punto de vista aparentemente opuesto, están quienes sostienen que la renta de los recursos naturales puede ser la muleta en que se apoye la industria hasta lograr caminar por sí misma. Intentando pararse en el medio, están quienes proponen ser el supermercado del mundo, fomentando el desarrollo de una industria que aproveche las ventajas competitivas que brindan la naturaleza.

Contrariando esas visiones, un reciente informe del Banco Mundial titulado “La riqueza cambiante de las naciones 2018”, muestra que las riquezas naturales de Argentina son menos relevantes que lo que muchos piensan. El mencionado informe analiza el Capital Natural de 141 países en 2014. El mismo está conformado por las tierras agropecuarias, bosques madereros, minerales, hidrocarburos, además de bosques no madereros y áreas protegidas. Ordenando los países según su capital natural por habitante, Argentina se ubica 47, por debajo de países de la región como Chile, Venezuela, Brasil, Ecuador, Perú, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Si se dejan de lado los bosques no madereros y áreas protegidas cuya potencialidad económica aún no se ha desarrollado demasiado, Argentina asciende a la posición 38, pero aún se encuentra por debajo de Chile, Venezuela, Brasil, Ecuador, Uruguay, Paraguay y Perú.

En el mismo informe se observa que cuando se compara a los países según su Capital Producido (maquinarias, construcciones, equipos y tierras urbanas), Argentina ocupa el puesto 49 entre las naciones, pero ascendiendo varios puestos en el plano regional. Una posición similar ocupa Argentina cuando se ordenan los países según su dotación de Capital Humano, con todas las ambigüedades conceptuales y de medición que implica. Es decir, no existirían diferencias demasiado significativas entre la dotación de capital natural, producido o humano. Los datos aportados por el Banco Mundial están en sintonía con las cuentas nacionales, donde el sector primario aporta el 10 por ciento del valor agregado, que puede extenderse hasta el 16 por ciento si se incorporan las manufacturas de origen agropecuario. Es decir, el 84 por ciento de la producción argentina no se basa en la disponibilidad de recursos naturales. 

Donde pesan fuertes los recursos naturales es en las exportaciones, alcanzando el 68 por ciento de las mismas entre productos primarios, combustibles y manufacturas de origen agropecuario. Ese perfil exportador junto a un no tan abundante capital natural, tal vez explique que Argentina descienda al puesto 75 cuando se ordenan los países según sus exportaciones por habitante. Una débil inserción exportadora que termina limitando la expansión de la economía.

@AndresAsiain