La empresa Techint estaría involucrada en una red de sociedades offshore que se habrían usado para pagar coimas y manejar dinero lejos de la mirada de los Estados, según investigaciones que llevan adelante los poderes judiciales de Brasil, Italia y Suiza. Una pesquisa internacional de tres medios de comunicación expuso los nombres de los ejecutivos y los detalles de las sociedades por las que se canalizó el dinero de la multinacional de la familia Rocca, que tiene base en la Argentina. En este país –en el que Techint tuvo y tiene múltiples negocios con el macrismo– tras un planteo de la OCDE y una presentación de la Procuraduría contra el Lavado de Activos (Procelac), la lentitud de la investigación casi genera un conflicto internacional con la fiscalía italiana. Los jueces federales a cargo (dado que la investigación fue dividida) no están convencidos de que haya suficientes pruebas.
La revelación del circuito de dinero tiene como base investigaciones judiciales en Brasil, Italia y Suiza y fue publicada por medios de Italia (L’Espress), de Brasil (Poder360) y por el periódico Perfil en la Argentina. Los datos judiciales, que incluyen parte de la investigación brasileña del Lava Jato y testimonios de testigos y arrepentidos, fueron cruzados por las bases de las filtraciones internacionales Panamá Papers y Paradise Papers, que fueron recibidas por el diario alemán Süddeutsche Zeitung y coordinadas por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y con el registro comercial de Panamá.
En noviembre de 2014, el Poder Judicial en Brasil ordenó detener a Renato de Souza Duque, quien había dirigido el área de servicios de Petrobras entre 2003 y 2012. Fue detenido por la presunta cobra de coimas y, meses después, Joao Antonio Bernardi Filho confesó ser el testaferro de Duque. Indicó que había administrado coimas que recibía ese ex funcionario de Petrobras y que una de las empresas que pagaba coimas era Techint, quien vendió tubos y caños a Petrobras por 1600 millones de dólares.
A través de esta confesión, comenzó una investigación que sumó a tres fiscales de Milán, otra de las sedes de Techint. Reconstruyeron el camino que organizó Bernardi Filho y que tenía como eje una sociedad en Uruguay, llamada Hayley S.A. Esa empresa –que nunca tuvo empleados– tenía contratos ficticios con las constructoras a través de los que canalizaban millones que arribaban a una cuenta en Suiza en una sucursal de Millennium BCP Banque Privée. El Poder Judicial en Suiza aportó información sobre esa cuenta: entre 2009 y 2015, recibió 8,5 millones de dólares de distintas offshores vinculadas a Techint. De allí, el dinero pasaba a otra sucursal de Hayley S.A. y Bernardi Filho compraba a través de ella distintas propiedades. Compró doce inmuebles y colocó un millón y medio de dólares en un fondo de inversión.
Las offshores mediante las cuales Techint habría pagado estas coimas son Gabiao Investments Inc, con sede en la guarida fiscal de Panamá y Moonstone Inc., también en Panamá, además de Sociedad de Emprendimientos Siderúrgicos, en Uruguay. Estas tres empresas operaban con la Banca della Svizzera Italiana (BSI) y recibían giros de una cuarta sociedad de Techint en Uruguay, que se llama Fundiciones del Pacífico S.A.
Las dos empresas con sede en Uruguay son propiedad de la compañía San Faustín S.A., una empresa con sede en Luxemburgo y Milán, que controla las empresas del Grupo Techint: Tenaris, Ternium, Tecpetrol, Tenova, Humanitas y Techint. Las cuentas por las que se movía el dinero estaban manejadas por integrantes de Techint, en su mayoría argentinos. Hasta fines de 2015, tenían poderes para manejar las cuentas de esas empresas el director de administración de Techint Héctor Alberto Zabaleta, los abogados de Techint Fernando Segundo Prado, Carlos Enrique Rodríguez y el gerente italiano Umberto Bocchini.
Las otras dos empresas en Panamá están creadas por un estudio de abogados (Icaza, González-Ruiz & Aleman), de forma tal que no se conozcan sus dueños.
No obstante, cuando se disolvió en 2017 la empresa Gabiao Investment, en el acta dejaron asentado que tenía un único accionista, que no era otro que el uruguayo Enrico Fabian Repetto Mariño, quien en 2011 fue vicepresidente de Tecpetrol, la división petrolera de Techint, y figura en otros cinco directorios de la empresa. En los registros del banco BSI –por donde se canalizaban los fondos– es Repetto Mariño el que figura con un poder sobre las dos offshores de Panamá y como “contable de confianza del grupo multinacional Techint”.
Las cuentas de Hayley eran manejabas por tres personas de Techint. Una de ellas, Ana María Giorgetti, sostuvo que las órdenes de pagos se las hacía por teléfono o por mail el gerente de Techint Héctor Zabaleta, quien era entonce el director de Administración de Techint (figura en treinta empresas del Grupo Techint). Otros empleados confirmaron los dichos de Georgetti.
En la Argentina, contra la recomendación de la Procelac y de la fiscal Paloma Ochoa, se dividió la investigación en dos. Una la tiene el juez Sebastián Ramos y la otra el juez Luis Rodríguez. Ninguno avanzó demasiado sobre el tejido que lleva a Paolo Rocca. El fiscal de Milán, Fabio Di Pasquale, llegó a viajar a la Argentina a reclamar que se diera curso a una serie de medidas de investigación que venía pidiendo, pero, tras un encuentro con el fiscal Eduardo Taiano, no consiguió nada del Poder Judicial argentino. Uno de los jueces se limitó a pedir que le manden más pruebas. El fiscal de Milán investiga otra empresa en Uruguay llamada Isla Mayor que canalizó 22,2 millones de dólares, al parecer, en dirección a Buenos Aires.
Techint, en tanto, asegura que hizo una investigación interna. ¿El resultado? No encontraron indicios de ningún ilícito.