Racing volvió a la victoria en la Superliga en Rosario, donde venció por 2-0 a Central –en un partido que se jugó bajo una temperatura sofocante–, con goles de Mansilla y Martínez en el segundo tiempo.
La Academia presentó un equipo alternativo, con apenas tres titulares. Esta formación hizo un primer tiempo prolijo de mitad de cancha para atrás, pero le costó generar situaciones de peligro en el área rival. Sólo el tándem Saravia-Solari por la banda derecha provocaba zozobra a la última línea rosarina. Racing se insinuaba distinto cuando la pelota pasaba por los pies de Centurión, pero el diez era derribado sistemáticamente para impedirle progresar. A esa altura era llamativa la pasividad de Central. No lograba armar sociedades y sus hombres eran presas fáciles de la presión.
En el complemento, Coudet mandó a la cancha a Nery Domínguez. La inclusión del habitual volante central titular mejoró el andar de Racing, porque cuando conseguían la pelota sus jugadores le daban mejor destino. Los de Avellaneda estaban más cerca de conseguir la ventaja, pero les faltaba potencia en ofensiva, porque Triverio no encajó nunca en el circuito de ataque, porque Mansilla intentaba siempre una maniobra de más, porque ya no había sorpresa en la banda derecha ya que Solari se retrasó para ocupar el lugar dejó el lesionado Saravia, porque cada vez que Centurión pasaba a su marcador era frenado con infracción.
Ante ese panorama, Coudet jugó su carta brava. Mandó a la cancha a Lautaro Martínez por el inexpresivo Triverio. Y aunque el Toro no la tocó, apenas ingresó Racing convirtió el 1-0. Mansilla encabezó el contragolpe, corrió contra uno acompañado por cuatro compañeros, enganchó ante el único marcador, miró el arco y la clavó en el segundo palo, por encima de Ledesma. Golazo. Aplausos para la definición del delantero racinguista, silbidos de todo el estadio para un Central que quedó pésimamente parado para el retroceso después de una jugada con pelota parada a su favor.
Conseguida la ventaja, el conjunto de Avellaneda se mostró ampliamente superior. Presionaba y ganaba. Conseguía la pelota y jugaba. Era ambicioso a pesar de ir venciendo. Por eso llegó al segundo. Martínez cortó una pelota, se fue hacia el área apareado por un defensor y cruzó el remate, que se metió en el segundo palo de Ledesma. Un tanto made in Lautaro, por el entusiasmo para no dar por perdido ningún balón, por la potencia para aventajar al defensor y por la claridad para definir cruzado.
La única reacción de Central fue meter centros en el área de Racing en cada pelota que le quedaba. Probaron todos los ejecutores posibles (Gil, Parot, Lovera), una sola vez encontraron la cabeza de Ruben, que la mandó por arriba del travesaño. Flojísima actuación de los rosarinos, ante un Racing que se llevó tres puntos vitales para mantenerse en la lucha por un lugar en las copas continentales del año que viene.