Más de cincuenta años de caminos musicales, y los Inti Illimani siguen generando novedades. Por caso, minimizar su formación bajo el objeto de mostrar otras aristas, o recibir premios algo alejados de las banderas militantes que el grupo levantó desde sus lejanos orígenes. Esto quiere decir, en concreto, competir por un ingreso al salón de la fama con Charly García, Gloria Trevi y Juanes...en Miami. Es lo que le está pasando puntualmente hoy a Horacio Salinas, director musical de la agrupación chilena. “Me enteré de esto porque apareció en los diarios de Santiago, y al principio pensé que era una broma”, jura y perjura el guitarrista y compositor, que le dio a Chile y al mundo, más de ochenta piezas musicales. “Me sorprendió que me hayan escogido en el rubro cantautor, porque yo soy más bien músico o compositor, digamos. Pero, bueno, en la misma que yo están grandes figuras como Charly o Serrat, y lo veo como la consecuencia de estar cincuenta años jodiendo la cachimba”, justifica él, limándole la punta a las connotaciones que suelen atraer palabras como fama o éxito, en los músicos de su impronta. “Es cierto que lo de la fama hay que tomarlo con pinzas, con mucho cuidado, porque hay quienes no la soportan o no saben cómo administrarla, pero la verdad es que no hay artista que no disfrute del cariño o la popularidad, porque lo que se busca desde el escenario es precisamente eso. Yo hago con mucha alegría lo que hago, y si alguien me premia por ello, me siento dichoso”.
La otra novedad se relaciona con los conciertos que los Inti darán en formato de trío los viernes 4 y 11 de mayo en la sala grande de Caras y Caretas (Sarmiento 2037). “Este formato va a cosas bien esenciales de lo que hacemos, porque recuerda las canciones casi como nacieron, con nosotros como nervio central de la creación”, dice el músico a PáginaI12, durante un breve paso por Buenos Aires, previo al concierto. “Mi experiencia personal me indica que tocar en trío es algo distinto al fenómeno musical de grupo. Creo que hay una energía que vincula algo de lo que hacemos en profundidad con la totalidad de los integrantes… y creo que es una buena forma de presentar a Inti Illimani en su faceta más desnuda, digamos, más vinculada a nuestros orígenes peñeros”, evoca Salinas, recordando aquellos momentos del último lustro de la década del sesenta del siglo pasado, en los que el grupo fogoneaba los orígenes de la Nueva Canción Chilena.
En concreto, el Inti Trío –que se presenta por primera vez en la Argentina, bajo tal formato– está integrado por el mismo Salinas en guitarra, José Seves en voz, y el otro Horacio pionero (Durán) en charango y percusión. Y el sustrato estético pasa por la reconversión (o retorno) del cancionero clásico de la agrupación a un talante más íntimo, cálido y cercano. “Nos tomamos ese atrevimiento en parte porque nos resulta muy interesante… están los instrumentos, está la línea melódica, están las armonías, y sale bien. Al menos esto es lo que nos pasa en Chile, donde a menudo nos presentamos como trío, sobre todo si el lugar es pequeño, o no tiene un escenario grande o carece de infraestructura técnica para cubrir las necesidades básicas del grupo. En lo personal, lo veo como una entrega distinta, como una manera de no poder esconderme detrás de los otros integrantes”, se ríe el músico, que se acopló al Inti hacia fines de 1967, cuando tenía apenas 15 años y era parte del Ballet folklórico Pucará.
El formato trío, según Salinas, no está exento de complicaciones. “Nos demanda más esfuerzo, y una configuración distinta, porque cuantas menos cosas hay en el escenario, más grande es la atención del público, que se concentra en lo poco que hay”, admite. Con respecto al repertorio, lo que aparece es un recorte que, dado el amplio y diverso universo estético de la agrupación, excede axialmente las posibilidades de un trío. Por caso, no faltarán versiones minimales de “Vuelvo”, “Canto de la estrellas”, “El mercado de Testaccio”, “Samba Landó” o “El pueblo unido”, pero sí otras que, por lo dicho, no son posibles de ser traspasadas a terceto. “Hay temas instrumentales nuestros que tienen, contrapuntos, contracantos y polifonías, que no se pueden interpretar a tres partes. Me refiero a ‘Danza di cala luna’, por ejemplo. O a canciones corales como ‘Lo que más quiero’. Hay una parte del repertorio que no nos acompaña, pero hay otra que afortunadamente liga con lo esencial de nuestra música. Hacemos una especie de tándem entre ‘Alturas’ y ‘El mercado de Testaccio’ y aquí aparece muy claramente el modo en que nacieron estas piezas, una a principios de los setenta y la otra en la década del ochenta, porque se nota con nitidez el andamiaje melódico de ellas. Con las más cercanas al formato canción nos pasa lo mismo... nos trasladan a otro campo sonoro, siempre bajo la consigna de no transgredir lo esencial”.
Una causa menos feliz de la reducción del formato es la económica. Pese a los cincuenta años de trayectoria, y a ser una de las agrupaciones musicales latinoamericanas más reconocidas en el universo, ciertas veces los Inti se ven en la necesidad de ajustar presupuesto. “Nos pasa que sí, que a veces mover diez personas es complicado, porque no hay condiciones materiales para hacerlo. La situación económica en determinados momentos de la historia de nuestros países hace que todo se reduzca, y que haya que tener consideración por los costos. A veces pasa, y a veces no”, cierra Salinas, y deja picando en la línea una tensión irresoluble entre la revolución permanente, y el ajuste (también) permanente.