En 1971, en medio de una fuerte crisis con la pintura, Luis Felipe Noé comenzó una terapia psicoanalítica que duraría un año y en la cual dibujaba mientras hablaba con el analista.
Esta crisis surgió tras un período de fuerte efervescencia creativa: En 1961 había iniciado el grupo Nueva Figuración (con Deira, Maccio y De la Vega), con quienes viaja a París en 1962. En 1963 el grupo es invitado a exponer en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires (MNBA). Ese mismo año Noé gana el Premio Di Tella, gracias al cual viaja a Nueva York al año siguiente. En 1965 publica en Buenos Aires su primer libro teórico, Antiestética y organiza la exposición “Noé + experiencias colectivas” en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba). También en 1965, viaja a Nueva York por haber obtenido la Beca Guggenheim, que vuelve a recibir en 1966, prolongando su estadía en EEUU. Allí realizó sus grandes instalaciones, que míticamente dice haber tirado al río Hudson.
Luego, en medio de este potente trabajo artístico y por distintas razones, toma la fuerte decisión de dejar de pintar. El artista transita una crisis que detiene en apariencia su proceso creativo. Sin embargo, tal crisis no fue improductiva sino, por el contrario, la obra que el libro En terapia rescata, no sólo tiene valor artístico por sí misma, sino que explica el cambio que se producirá en su obra, una década más tarde, cuando retoma “la pintura”.
Entre julio y septiembre de 2017, se realizó en el Museo Nacional de Bellas Artes, la exposición “Noé: Mirada Prospectiva”, de la cual fui curadora. La exposición se dividía en tres ejes y rescataba en uno de ellos el trabajo con el dibujo realizado por el artista a lo largo de toda su vida. Este eje, llamado “La línea vital”, marcaba cómo la importancia de la línea es una constante en el trabajo de Noé, incluso durante aquel supuesto silencio en su producción. Dentro de esa selección (como respuesta al rescate inicial realizado en la exposición “Noé en línea” en el Mamba en 2007) se exhibía la serie “En terapia”, poniéndola como un momento clave que explica cambios estéticos futuros y también funciona como un antecedente que explica la preponderancia de la línea en la obra del artista de las últimas décadas. En este contexto, resultaba fundamental rescatar aspectos de su trabajo que habían ocupado un lugar menor para el propio artista y por lo tanto resultaba desconocido para los historiadores del arte, quedando ese período en la historia de Noé como el del “abandono de la pintura”. En forma literal es cierto tal abandono, porque el artista no realizó pinturas en sentido estricto, pero si produjo numerosos dibujos, textos e instalaciones con espejos.
En ese sentido, que Noé decida lanzar un año después este volumen implica una puesta en valor y replanteo de su propia producción histórica. En el libro En terapia se reproducen 143 dibujos realizados mientras hablaba con su analista y la serie de obras que haría posteriormente.
Si en sus instalaciones Noé buscaba sumergir al espectador dentro de su “teoría del caos”, en sus dibujos de la serie “En terapia” encontraba la forma de salir de una utopía política que lo ponía en conflicto con su propio hacer: según esa utopía, el arte debía disolverse en la vida social.
Sin embargo, en el autorreportaje de 1969, que prologaba la exposición “Saldos. Liquidación por cambio de ramo”, Noé se preguntaba si la pintura había muerto. Y se respondía que no, pero que era una buena terapia. Para luego aclarar que no le parecía un instrumento idóneo para plantear cosas nuevas en ese entonces. Lo cierto es que el dibujo se transformó en una herramienta de búsqueda y continuidad en un momento de crisis. Aunque esas obras demuestran que la continuidad creativa, junto con sus escritos e investigaciones con espejos plano-cóncavos, llevó al artista a encontrarse con nuevos planteos.
El libro que se presenta pasado mañana en el MNBA, se compone de dos grandes secciones. Por un lado, los dibujos realizados durante la terapia psicoanalítica que grafican la complejidad del artista volcados al papel con un carácter introspectivo.
Por otro lado, la sección “Y sus consecuencias”, aquello que la terapia había habilitado, y que resulta lo más importante del libro. En esta segunda parte encontramos cuatro series: “Buenos Aires 1971-1976”, que contiene las obras que Noé realizó en su taller luego del análisis. Estos dibujos, colmados de imágenes y frases, exhiben los cuestionamientos sociales y éticos del artista. La serie “Recontrapoder”, compuesta por las imágenes de la novela Códice rompecabezas sobre recontrapoder en cajón desastre, publicada en 1971, revela un ejercicio de introspección delirante. El conjunto “La naturaleza y los mitos” está conformado por las primeras obras que Noé produjo en 1975, cuando retoma la pintura. Aquí se puede parte del mundo onírico, surgido durante su terapia. En este grupo de obras resurge la potencia del color. Finalmente, el apartado “Paris 1976-1978”, contiene algunos de los dibujos que Noé había realizado durante su exilio en Paris.
El libro En terapia, con edición de Natalia Revale y diseño de Carolina Marcucci, reúne un rico material artístico y documental realizado por el artista en un período que hasta hace poco se clasificaba como de “abandono de la pintura”. Cincuenta años después, esta publicación nos demuestra que, por el contrario, se trató de un “abandono” muy productivo.
* Artista y curadora.
El jueves 26 de abril, a las 18 hs, en el MNBA (Libertador 1473) se presenta el libro En terapia, de Luis Felipe Noé, publicado por Galería Rubbers. Participan: Rafael Cippolini, Natalia Revale, Mariana Povarché, Eduardo Médici, Cecilia Ivanchevich y el autor. Entrada libre y gratuita.