Las presiones cambiarias volvieron con fuerza a la city y obligaron al Banco Central a intervenir con 422,3 millones de dólares, la cifra más alta desde agosto de 2017. En los últimos dos días la autoridad monetaria se desprendió de 635 millones de dólares de las reservas. Se trata de un ritmo que enciende la alerta en el mercado porque no tuvo efecto para bajar el precio del dólar. Simplemente se evitó una suba pronunciada. El tipo de cambio minorista cerró ayer a 20,55 pesos, con un incremento de 2 centavos. El mayorista, en cambio, quedó en 20,26. Las reservas internacionales de la entidad cayeron más de 1600 millones de dólares desde el viernes. El mundo se muestra más hostil, las monedas de los países emergentes se devalúan y la Argentina sufre las consecuencias de la apertura irrestricta a los flujos de capitales.
El Central aprovechó ayer su comunicado de política monetaria para tratar de justificar la mega intervención (ver aparte). “Se continúa interviniendo para sostener el valor de la moneda, con la convicción de que una depreciación mayor a la ya ocurrida no estaría justificada ni por impactos económicos reales ni por el curso planeado de la política monetaria”, indicó. Agregó que “evitar subas no justificadas de la moneda es clave para no ralentizar el proceso de desinflación”.
Este argumento llama la atención por dos motivos. El primero es que el organismo ante un valor de la divisa que no le gusta se asigna la potestad de intervenir, cuando en los últimos años repitió hasta el cansancio que el dólar lo debía fijar exclusivamente el mercado. El segundo es que los funcionarios del Central desde que asumieron habían asegurado que la inflación es un problema exclusivamente monetario. Pero ahora reconocen que el dólar puede afectar los precios internos. Se cuidaron igual de perder la esencia. “La intervención cambiaria es un complemento y no un sustituto de la política monetaria (para enfrentar la inflación)”, aclararon.
La venta de divisas ya acumuló 3063 millones de dólares desde el 5 de marzo. Se intervino en 18 ocasiones en estas últimas 7 semanas, lo que arroja un monto promedio de 170 millones de dólares por intervención. La intervención de más de 422 millones de dólares de ayer fue la más elevada desde agosto de 2017, cuando el Central había salido a frenar la corrida cambiara en medio de tensiones políticas por el efecto de las elecciones PASO para renovar legisladores. En ese momento se habían volcado unos 520 millones de dólares.
La diferencia entre el año pasado y estas semanas es que ahora ya no hay elementos políticos que provoquen las tensiones cambiarias. Se trata de problemas puramente estructurales de la economía los que motivan a los inversores a comprar divisas en forma acelerada. Se destacan los 5 puntos de déficit de cuenta corriente, los 22 mil millones de dólares al año de fuga de capitales por atesoramiento del sector privado y los 12 millones de dólares de déficit del turismo.
Las cuentas del sector externo están en rojo absoluto y la situación se agrava por el mal clima internacional. La tasa de interés de Estados Unidos superó estos días la barrera de 3 por ciento en el mercado secundario y la volatilidad de las acciones en Wall Street es de las más elevadas en años. Esto lleva a que los capitales de corto plazo salgan en lugar de entrar a la Argentina.