En La homosexualidad en Argentina, Carlos Jáuregui afirma que, según testimonio de uno de los integrantes de la CONADEP, habrían existido por lo menos 400 homosexuales engrosando la dolorosa lista de desaparecidos. Si bien mucho se ha discutido en torno a si ha habido persecución sistemática basada en el género y la sexualidad, es difícil deslindar en el terrorismo de Estado argentino los muertos por esta causa. En todo caso es posible afirmar que muchos de ellos habrán sido particularmente insultados y humillados por ser gays, lesbianas o travestis. Como amorosa contribución a la memoria lgbti es valioso el rescate que propone Pablo Waisberg de la figura de Pedro Barraza, el activista y trabajador de prensa que en su época denunció a los responsables del crimen de Felipe Vallese, mártir icónico del peronismo. Operación Vallese. Barraza, el hombre detrás de la historia empieza no inocentemente con una escena trágica: los cuerpos de Pedro Leopoldo Barraza de 36 y de su novio Carlos Ernesto Laham, de 20, acribillados en Villa Soldati el 13 de octubre de 1974. A los pocos días, la Triple A se responsabiliza del crimen. El salvajismo de los criminales da cuenta del doble escarmiento de los amantes por ser “bolches” y homosexuales. “Pedro y Carlos hubieran querido morir abrazados pero no pudieron elegir”, escribe Waisberg y se lanza a una biografía centrada en Barraza, en su militancia en la Resistencia peronista y el peronismo. A partir de 1963 Barraza publica la historia de Vallese, dirigente de la Juventud Peronista desaparecido
Uno de los valores del breve libro es que, sin duda, en un mismo gesto, Waisberg reivindica la militancia política y el valeroso hecho de vivir como gay durante esos años; recupera para la historia los documentos de denuncia del caso Vallese, a la vez que restaura la biografía de Pedro Barraza y de su historia de amor con Carlos Laham sentando sin duda un precedente que puede ser pionero para poder contar otras historias lgbti silenciadas de aquellos años.