El tiempo pasa y los protagonistas del caso Maldonado lejos de rendir cuentas cambian sus despachos y destinos. Gonzalo Cané, enviado especial de la ministra Patricia Bullrich a Esquel para incidir en forma directa en el expediente judicial, volvió a su cargo en la Corte Suprema, y dejó la Secretaría de Relaciones con los Poderes del Estado del Ministerio de Seguridad para volver a su secretaría letrada en la Corte Suprema. Su puesto lo ocupará quien hasta ahora funge como jefe de Gabinete, Pablo Noceti, otro funcionario que aparece en el expediente judicial que investiga la desaparición y muerte del joven tatuador. “Ésta en la línea negacionista que adoptó el gobierno desde el primer momento, desconocer las responsabilidades que tienen, sobre todo Noceti, quién alentó el uso de la flagrancia como un método para soslayar el control judicial”, dijo a PáginaI12 Mauricio Rojas, abogado de la querella de la Asambea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Si bien estos movimientos pueden tener que ver con razones internas propias, y de enconos acumulados entre los funcionarios Gerardo Millman y Eugenio Burzaco, en el caso de Noceti las demás querellas consideraron que en lugar de ocupar un cargo que implica la relación del Poder Ejecutivo con los demás poderes debería estar siendo investigado por su responsabilidad en la represión del 1 de agosto contra la Pu Lof en Resistencia de Cushamen y por haberse negado a entregar su celular y otros episodios de una secuencia protagónica en el encubrimiento de las acciones de los gendarmes.
La renuncia de Cané “por motivos personales” al frente de la Secretaría de Cooperación con los Poderes del Estado, principal sostén de la estrategia legal de defensa de la Gendarmería tras la represión del 1 de agosto, obligó a la ministra a realizar una reestructuración general en la cartera que desembocó en la designación de Noceti en ese cargo.
Noceti presidió la reunión de coordinación con los ministros de Seguridad de Río Negro, Neuquén y Chubut el día previo a la represión de Gendarmería sobre el Pu Lof en Cushamen, y fue visto en dos oportunidades aquel primer día de agosto sobre la ruta 40. Dos voceras de la comunidad mapuche declararon que Noceti les respondió que podían demorarlas hasta seis horas, cuando llevaban más de dos horas retenidas por la Gendarmería al intentar salir de la zona para informar lo que estaba ocurriendo.
Las comunicaciones entre Noceti y los gendarmes también son estudiadas por el juez federal Daniel Rafecas, en la causa que investiga acciones de inteligencia ilegal de esa fuerza sobre la familia Maldonado. Como reveló PáginaI12, Rafecas solicitó sin suerte al juez federal Gustavo Lleral, que investiga la desaparación forzada, la información sobre los peritajes de los teléfonos celulares de los gendarmes, entre ellos, el que le envió el comandante de Gendarmería Fabián Méndez a Noceti, que reproducía un mensaje de texto de Andrea Antico, cuñada de Santiago, donde solicitaba la ayuda de Juan Carr, de Red Solidaria, a tres días de la desaparición del tatuador.
“En lugar de ponerlo a disposición para que sea investigado como responsable político de aquella represión lo mandan a ver el expediente que ya manipuló su antecesor”, sintetizó el abogado Matías Aufieri, del Ceprodh, que impulsa la causa por el espionaje que realizó el Ministerio de Seguridad a los Maldonado y su entorno. Aufieri enumeró los roles que desplegó cada uno de los funcionarios que a fin de mes deberán cambiar sus cargos y que producirá otros reacomodamientos en la cartera que conduce Bullrich. “Gonzalo Cané estaba designado en la Corte y pasó al Ministerio de Seguridad que lo envió a embarrar la causa Maldonado durante meses con total impunidad”, apuntó sobre su presencia en cada una de las audiencias donde se interrogaron a los testigos, sus pedidos en el expediente y sus presentaciones: Por ejemplo donde solicitó que el juez Guido Otranto activara la pista del puestero de Epuyén, quien supuestamente habría apuñalado a Maldonado. “Cané cumplió un rol específico en el espionaje de Gendarmería a la familia de Santiago y los organismos de derechos humanos, donde mostró su fanatismo por la justicia por mano propia y el gatillo fácil. Al regresar a su puesto en la Corte, además de quedar en ridículo la supuesta división de poderes que pregona Cambiemos, el tribunal suma a un defensor de las ejecuciones por la espalda y enemigo declarado de las libertades básicas”, expresó el abogado del Ceprodh.
“A Cané lo reemplaza Noceti, defensor de genocidas en distintos juicios, quien dirigió, al servicio de Benetton, el operativo represivo que terminó con la muerte de Maldonado. Es quien negó escandalosamente su presencia luego comprobada en el lugar de los hechos y, además, durante la investigación judicial Noceti avisaba de los allanamientos a Gendarmería para que oculten pruebas. Esas medidas las conocía Cané antes que nadie al acceder al expediente, y es obvio que Noceti cumplirá sin problemas el rol que deja Cané”, agregó Aufieri. Por otra parte, Cané desde su cargo en la Corte Suprema, con incidencia en causas civiles, ayudaba, entre otras tareas, a los reclamos de los haberes de los gendarmes y miembros de otras fuerzas de seguridad.