La visita de la chilena Camila Moreno al país está teñida por una novedad imposible de evadir: su retiro de los escenarios por tiempo “indefinido”. La despedida será el 25 de mayo en el emblemático Teatro Caupolicán de Chile. Sin embargo, la cantautora está llena de proyectos y no piensa quedarse quieta. “Voy a dejar de tocar en vivo, esa es la decisión, no es más que eso”, le quita dramatismo ella y se explaya: “Pangea abrió la posibilidad de generar un proyecto multidisciplinario: estoy haciendo un cortometraje, un documental, un comic y un disco doble. Y por otro lado está el tema de mi maternidad y lo complejo que se me hace salir a tocar afuera con mi hijo. Además, me quiero hacer una casa, estudiar y hacer otro disco. Y por eso necesito parar de tocar”.
Antes de ése paréntesis musical, la artista de 33 años regresa a Buenos Aires para repasar su obra y adelantar Pangea, un disco/documental con versiones en vivo, rarezas y material inédito. “Vamos a ir con la banda completa, es lo que venimos preparando para el Caupolicán y tenemos muchas expectativas. La última vez en la Argentina fue increíble”, dice ella desde el otro lado de la Cordillera sobre esta gira impulsada por el sello Concepto Cero. Moreno forma parte de una generación que refrescó la canción chilena con poéticas actuales y una fuerza musical enraizada en su lugar. “Siento que somos un país con poca autoestima, que no valora su propia cultura, no solo la música. Estamos todo el tiempo mirando para afuera, como si no hubiera nada que rescatar acá. Tenemos una carencia de relato tremenda y nadie se está haciendo cargo de eso”, reflexiona con la misma sinceridad que refleja en sus canciones. “Tenemos un rollo con nuestra identidad latinoamericana, indígena y mestiza, no está eso en la calle. En cambio, en México, Bolivia y Argentina valoran lo propio”, compara.
Su canción recoge el costado más visceral y político de Violeta Parra y el pulso pop y alternativo de Björk y PJ Harvey. “Desde siempre sentí que lo que cantaba era mío, las referencias vinieron después”, entiende esta cantautora que debutó con el folklórico y acústico Almismotiempo (2009) y luego se volvió más eléctrica y oscura. “Uno crea con lo que tiene adentro: la música que escuchó, las influencias emocionales y geográficas. No le tengo mucho respeto a los formatos y a los estilos, pero me encanta escuchar acordes de Violeta Parra en lo que estoy haciendo mezclado con Radiohead”.
Su último disco de estudio, Mala madre (2015), gira en torno a un concepto que la apasiona y la mantiene siempre despierta: el lugar que históricamente ocupó la mujer en la sociedad y los avances del feminismo en la actualidad. “Cuestioné mucho que mi madre me tuviese en la infancia de una manera tan gitana, pero luego hice las paces con ese existir. Y eso hizo que generara algunas resiliencias que tienen que ver con lo que hago hoy”, cuenta sobre su interés por el universo de la mujer. “Me di cuenta que todas las mujeres artistas que son mis maestras tienen un rollo muy fuerte con su maternidad, como Violeta y (las poetas estadounidenses) Sylvia Plath y Anne Sexton. No hay reflexión alrededor de esto: queda en el tabú, en el olvido o lo reducen diciendo que estaban ‘locas o deprimidas’. Estamos hartas de que nos impongan que debemos ser buenas madres, femeninas y guapas. Nos ponen siempre en tela de juicio”.
Camila Moreno toca hoy a las 19 en Usina del Arte (Caffarena 1, La Boca), gratis.