El Banco Central ingresó en un círculo vicioso para frenar la corrida cambiaria. La venta de divisas para contener el precio del dólar se volvió exponencial. El lunes vendió 212 millones de dólares, el martes 422 millones y hoy 1472 millones, lo que acumula más de 2100 millones en lo que va de la semana. La cotización de la divisa se mantuvo en 20,55 pesos, un precio que sin la intervención de la autoridad monetaria superaría cómodamente los 22 pesos. Las presiones del tipo de cambio en la city la generan los grandes fondos de inversión del extranjero, que aceleraron la dolarización de sus activos. En el mercado aseguran que a principios de mayo podrían potenciarse los problemas por la compra de los inversores minoristas, quienes acostumbran a adquirir divisas la primera semana del mes tras el cobro del sueldo.
La autoridad monetaria se convirtió prácticamente en el único que ofrece dólares en el mercado mayorista, en el que operan los grandes jugadores de la city. La situación recuerda a las intervenciones de la gestión anterior del Central, cuando se entregaban divisas a precio subsidiado, y genera preocupación en el mercado porque parece cada vez más difícil desactivar estas presiones.
La entidad volvió a cometer un nuevo error de diagnóstico. Pensó que interviniendo desde principio de marzo iba a tranquilizar a los inversores pero generó exactamente el efecto opuesto. Cuanto más interviene en la plaza cambiaria, más dólares se demandan en la jornada siguiente.
La cotización cerca de 20,50 pesos es vista como el piso del dólar, es decir el valor del que ya no puede seguir bajando. Esto hace que todos se apuren a comprar pensando que en el momento que el Central no intervenga habrá un salto. No hay manera de que la autoridad monetaria pueda continuar vendiendo a ritmos de más de 1000 millones de dólares por día. Para el inversor de la city comprar divisas a este precio se transformó en un negocio seguro y nadie se lo quiere perder. Lo que llama la atención entre operadores del mercado es que las presiones ocurran en abril, cuando es época de liquidación de divisas del campo y la escasez estructural de divisas de la economía suele moderarse al menos hasta mediados de mayo. Pero las corridas cambiarias no son racionales y ahora el mercado intenta torcerle el brazo al Central, que por ahora se resiste a subir la tasa de interés para frenar la demanda.