Cuatro de los jóvenes que fueron víctimas de brutales agresiones policiales, en las Cuatro Plazas, el 23 de marzo pasado, se constituyeron como querellantes en la causa que investiga a ocho agentes policiales y prevé nuevas imputaciones. Al mismo tiempo, la jueza Melania Carrara ordenó que dos de ellos -los únicos en prisión preventiva‑ sigan presos hasta la audiencia preliminar al juicio. "Las penas pueden ser de prisión efectiva", dijo la fiscal Karina Bartocci sobre los policías acusados por delitos como apremios y vejaciones.

El hecho ocurrió cuando las siete víctimas -una es mujer- fueron a comer al carrito de las Cuatro Plazas, en Mendoza y Provincias Unidas. Alrededor de las 4 de la madrugada un grupo de policías llegó al lugar a los gritos y con armas en las manos. Los jóvenes fueron golpeados y encerrados en la comisaría 14 hasta las 19 del día siguiente.

Seis días después de lo ocurrido, la fiscal de Violencia Institucional ordenó la detención de los ocho policías involucrados en la paliza hacia el grupo de jóvenes que, más que resistirse, intentó librarse del ataque. Los acusados son cinco efectivos de la Policía de Acción Táctica (PAT) y tres del Comando Radioeléctrico, sospechados de golpear y encerrar por unas 15 horas a los chicos en la seccional 14º. "Estuvieron todas esas horas, porque no sabían qué poner en el acta, sobre un procedimiento que hicieron para nada. Eso quedó evidenciado en una prueba fundamental: que el acta fue entregada al otro día, a las 16.15, cuando lo normal es que tarden entre dos y tres horas", dijo Bartocci.

Sobre los dos uniformados a quienes se les prorrogó la prisión preventiva, la fiscal dijo que fueron "quienes iniciaron tremendo procedimiento, con 23 móviles policiales, y ejercieron violencia. Con el corte de las rastas a uno de los chicos solo buscaron demostrar el poder que tenían sobre ellos", dijo. También afirmó que los jóvenes están en un programa de protección a víctimas, porque se sintieron amenazados en los últimos días con patrulleros que pasan por lugares laborales, o autos sospechosos, estacionados frente a algunas de sus viviendas.

La querella representada por los abogados Julia Giordano y Federico Pagliero de la Apdh aseguraron que, días atrás, uno de los jóvenes -que estaba con otro amigo parecido al que le cortaron las rastas‑ fue interceptado en el club Mitre, donde un grupo de personas les dijo que se cambiaran porque no era lugar para usar ropa deportiva. A su amigo le preguntaron si quería quedar "como la otra vez", en referencia al corte de pelo.

Los letrados recordaron la peligrosidad de los acusados con las amenazas que les propinaron a las víctimas el día del hecho: "Vas a aparecer muerta en una zanja" y "a tu novio lo van a violar", le dijeron a la chica; mientras la agente detenida "tomaba fotos con su celular".