La presidenta de la Comunidad de Madrid y dirigente del Partido Popular (PP), Cristina Cifuentes, dimitió ayer a su cargo tras el escándalo que estalló hace poco más de un mes por la posible falsificación de un máster universitario. Tras resistir más de un mes de presión en aumento, la política formalizó ayer su renuncia horas después de que se difundiera un video de 2011 -cuando ya era vicepresidenta de la Asamblea de Madrid- en el que se la ve retenida por el guardia de seguridad de un supermercado tras intentar, al parecer, llevarse dos cremas sin pagarlas. La renuncia de la jefa del gobierno regional suma un nuevo dolor de cabeza para el presidente español, Mariano Rajoy, y su PP.
El mes pasado se había interpelado a Cifuentes, de 53 años, por haber presentado un título universitario falso, pero el oficialismo la defendió en su escaño del Congreso de los Diputados. La caída de Cifuentes es el final de una larga serie de tropiezos de una funcionaria salpicada por varios escándalos. Su versión de las cosas es que fue víctima de una campaña política. En esto hay algo de cierto. El video en que se ve cómo un policía la obliga a devolver los potes de crema de 20 euros cada uno data de 2011 y fue dado a conocer recién ahora, como si fuera el último empujón de un cargo que le era insostenible.
El anuncio de su dimisión fue hecho ayer por la mañana en la capital española. Como excusa dijo que su decisión estaba tomada desde hacía tiempo, pero reconoció que la divulgación de las últimas horas precipitó todo. Afirmó también que se había equivocado al poner las cremas en su bolso sin pagarlas e intentó convencer al auditorio de que su renuncia era para evitar, según dijo, que la amenaza de la izquierda gobierne Madrid.
Sobre el robo, dijo que fue un error involuntario. “En una compra en un supermercado yo me llevé por error y sin ser consciente de ello unos productos de cosmética por valor de 40 euros”, aseguró Cifuentes, que estaba en la cuerda floja por los numerosos indicios de que habría obtenido fraudulentamente un máster en la universidad pública madrileña Rey Juan Carlos.
El escándalo, investigado por la fiscalía, llevó a la presidenta madrileña a renunciar al máster y sirvió para destapar otros casos similares de políticos con currículums falseados o títulos obtenidos en condiciones ventajosas.
Además de los recientes escándalos, hace dos años, la Guardia Civil española había vinculado a Cifuentes con la financiación irregular del PP de Madrid, cuando ella se desempeñaba en el cargo de vicepresidenta de la Asamblea de esa región. En ese tiempo, el empresario hotelero Arturo Fernández obtuvo varios contratos de suministro y servicio a la Cámara regional. A su vez, habría entregado dinero a Fundescam que fue utilizado para financiar campañas electorales del PP. Para cuadrar el círculo acusatorio, la Guardia Civil destaca que Cifuentes era miembro del comité de campaña del Partido Popular. A pesar de estas acusaciones, en ese momento fue sostenida en su puesto de presidenta de la Comunidad de Madrid.
La oposición socialista vio en el caso, según dijo, el reflejo de una época y un modo de entender el Gobierno por parte del PP, mientras que la izquierda dio por hecho que el video fue filtrado desde el propio partido de Rajoy en un caso de lo que llamó fuego amigo. “Las mafias del PP eliminaron a Cifuentes a partir de la destrucción humana”, criticó Pablo Iglesias, líder de Podemos. Cifuentes era la única líder del PP en Madrid que mantenía una buena imagen tras una serie de escándalos que el año pasado llevaron incluso a la cárcel a su predecesor, Ignacio González, como presunto líder de una trama corrupta y que forzaron la renuncia de la histórica presidenta regional del partido Esperanza Aguirre.
Luego del anuncio de la renuncia, el presidente de España, Mariano Rajoy, dijo que su ahora ex colaboradora hizo lo que tenía que hacer y que su salida era inevitable. Fuentes citadas en la prensa española aseguraron que fue el propio mandatario quien ordenó a Cifuentes dimitir antes de que comenzara ayer un pleno parlamentario para debatir los presupuestos del Estado para 2018. El PP, sin mayoría absoluta en el Congreso, negocia aún apoyos para sacar adelante las cuentas.
El desgaste por el ya conocido como “mástergate”, el revuelo mediático culminado el martes con el video y ayer con la renuncia de un peso pesado del PP sacuden a Rajoy con la crisis independentista en Cataluña aún abierta y en plena negociación de los presupuestos 2018, cuya aprobación es clave para la estabilidad del Gobierno. La renuncia de Cifuentes descabezó además al PP en uno de sus feudos históricos, la Comunidad de Madrid (la región en donde se encuentra la ciudad de Madrid, que tiene su propio Ejecutivo de centroizquierda), justo un año antes de las elecciones municipales de las que saldrá un nuevo Gobierno local en mayo de 2019. El Gobierno regional quedará así de forma interina en manos del número dos de Cifuentes, Ángel Garrido, pero esto no evita el descalabro regional del PP.