Michel Onfray es, filosóficamente, un provocador. El pensador francés, autor de Cinismos, Tratado de ateología y Política del rebelde, entre otros títulos, es cultor de una escuela filosófica que puede ser definida como “hedonismo ético”. Onfray, ateo confeso, admirador de los cínicos griegos y de Nietzsche, reflexiona en su último libro, Pensar el Islam(editorial Paidós), sobre la naturaleza y los significados de una religión y una civilización sobre las que pesan los más diversos prejuicios. El filósofo vincula el terrorismo fundamentalista con la política islamófoba practicada por Francia en las últimas décadas. “El islam terrorista ha sido parcialmente creado por el Occidente belicoso”, plantea Onfray, quien leyó el Corán y consultó biografías de Mahoma “para mostrar que en ese corpus hay materia para lo peor y para lo mejor: lo peor, lo que unas minorías actuantes activan mediante la violencia; lo mejor, lo que unas mayorías silenciosas practican de forma privada”.