El Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta quiere lograr lo que el presidente Mauricio Macri no pudo cuando ocupaba ese cargo: unificar los hospitales Curie, Ferrer, Udaondo y el IREP en el predio de Parque Patricios del Muñiz. La obra comenzaría a licitarse en 2019, en caso de que se apruebe en la Legislatura, con una fecha estipulada de finalización en 2021. Pero los trabajadores de los centros de salud resisten la fusión porque entienden que representa “el cierre de los hospitales” y el fin de la atención pública sanitaria para ceder terreno a las clínicas privadas.

“Complejo Hospitalario Sur” es el nombre que lleva el proyecto inmobiliario presentado por el Ministerio de Salud de la Ciudad a las autoridades de los hospitales el 11 de abril, que busca concentrar en el hospital de Infecciosas F. Muñiz al hospital de Gatroenteorología B.Udaondo, al hospital de Rehabilitación Respiratoria M. Ferrer, el Hospital de Onocología M. Curie y el Instituto de Rehabilitación Piscofísica. Para hacerlo, deberá modificar por completo la estructura edilicia del Muñiz -desprotegida, a pesar de su valor patrimonial, por el veto de Macri en 2010 a la norma que declaraba intocables a su construcción y pabellones-. Las obras de Larreta ahora los demolerá, con el supuesto objetivo de construir 500 m2 nuevos y 10.000 mts2 de “remodelación y mejoras”. En el medio, pretende dejar al Muñiz con sólo 150 de sus 350 camas y destinar al Complejo 500 camas en total: 100 para “críticos”, 50 “crónicos” y 350 “generales”.

Larreta superó incluso el plan de Macri, quien intentó en 2008 unificar el Muñiz, el Ferrer y el Udaondo pero finalmente la iniciativa hizo agua en la Legislatura. "Esta iniciativa nos une a todos los que tenemos el compromiso de mejorar la salud pública en la ciudad", había destacado por entonces Macri durante una conferencia de prensa, al referirse al consenso alcanzado con los gremios estatales para avanzar en esta obra. Macri pensaba destinar un presupuesto de 172 millones para el ajuste. Ahora Larreta vuelve a intentarlo y suma otros dos hospitales al emprendimiento. 

“Desde fines de 2017 hasta el momento se han considerado aspectos estratégicos del proyecto y durante 2018 se iniciará el proceso de planificación para avanzar en su posible funcionamiento y definición del proyecto sanitario y arquitectónico”, reza el documento enviado hace dos semanas a los directivos de los centros de salud, al anunciar el desarrollo del “nuevo centro de complejidad” que formará parte de la red pública de salud de la Nación. El nuevo proyecto inmobiliario se planeará a lo largo de este año, durante el cual se realizarán “relevamientos y rondas de acuerdo tendientes a definir el alcance y características del proyecto", según consta en la nota enviada a los directores, firmada por Daniel Ferrante, subsecretario de planificación sanitaria del Ministerio de Salud.

El Gobierno de la Ciudad estipula que el complejo podría costar cerca de 160 millones de dólares, que pagará en parte con las ventas de los edificios de los otros cuatro hospitales (valuados en total en 123 millones de dólares). Como en distintos recortes en el sector público, el proyecto enarbola el “ahorro” que implicará no mantener en funcionamiento los hospitales por separado: 207.704.160 pesos. Conscientes de que hay “desventajas” en el proyecto, en el plan de acción incluyeron “acuerdos políticos con los gremios por el solapamiento de todas las estructuras jerárquicas” y “plan para evitar los motivos de judicialización más probables”. 

Los trabajadores ya están organizados para resistir. El martes los empleados del Muñíz realizaron una asamblea en rechazo “al proyecto de demolición del hospital con el único objetivo de proyecto inmobiliario”. “Es la salud de la gente pobre y a más de uno de ustedes les solucionamos más que sus obras sociales”, resaltaron. El Marie Curie, en tanto, convocó el 10 de mayo a las 10 hs a pacientes, familiares y médicos a un abrazo para condenar el recorte. Mientras que los trabajadores del IREP lanzaron una campaña por Change en la que señalan que la fusión alterará su identidad, especialización y el adecuado trabajo con los pacientes con discapacidad motora. “Esto pone en riesgo todo el trabajo llevado a cabo desde hace más de 60 años y que nos ha convertido en un Hospital de Referencia en la Rehabilitación”, señalan.