El despido de los 213 trabajadores del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), que se suma a las 130 cesantías que ya sufrió el organismo hace un año y medio, forma parte de un programa de ajuste que debilita la función de control fitosanitario en el país, según denuncian los empleados. Los gremios informaron que se mantienen en estado de alerta y movilización frente “al vaciamiento del Senasa”.
La cartera que conduce el ex titular de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, quitó la certificación de los servicios de inspección veterinaria de los establecimientos frigoríficos. En Mar del Plata, la sede del Senasa suspendió la certificación de exportaciones y de productos para el mercado interno. “Tampoco se brinda atención al público y tampoco se habilitan camiones para el tránsito con productos de origen marino”, denuncian los trabajadores de esa sede bonaerense.
“Sin Senasa no hay alimentos seguros”, “Sin Senasa no hay prevención de enfermedades”, “Sin Senasa hay peligro de epidemias”, son algunos de los carteles y folletos que repartieron los trabajadores del organismo durante las jornadas de protesta en las distintas dependencias. La función principal del Senasa es garantizar la inocuidad de los alimentos que se producen en el país, desde el campo hasta el consumidor final. “Tanto los distintos mercados del mundo donde Argentina exporta alimentos como a la mesa de cada familia en todo el territorio nacional. Sin sello del Senasa no hay posibilidad de contar con alimentos sanos, inocuos y de calidad para la población”, comunicó en ATE.
En 2016, cuando la cartera de Agroindustria era conducida por Ricardo Buryaile, se hizo el primer recorte en el Senasa, con el despido de 130 empleados. En ese momento, se les adelantó que el recorte se cobraría otros 380 puestos. Esta semana, a pocas horas de que se conociera la purga en la administración central de Agroindustria, con 330 despidos, comenzaron a conocerse nuevas cesantías en el Senasa. Fueron 213 despidos, de los cuales el 65 por ciento cumplía tareas administrativas, mientras que el resto corresponde a funciones técnico-operativas de control sanitario.
Los trabajadores sostienen que el traspaso de la responsabilidad de control fitosanitario a los privados incluye embutidos, carnes, lácteos, fiambres y “todos los demás productos de origen animal”, que dejarán de ser certificados por el Estado. “Esto instala un doble estándar sanitario”, afirmó en un comunicado Jorge Ravetti, coordinador de la Mesa Nacional de ATE Senasa. En la transferencia desde lo estatal a lo privado también se incluyen los programas de erradicación y prevención de plagas que afectan a los cítricos, las vides y la producción de algodón. “Este doble estándar implica que Agroindustria mantenga la rigurosidad de los controles para las exportaciones mientras que los relaja cuando el destino es el consumo interno.
Carina Maloberti, secretaria gremial de ATE Senasa Capital Federal, alertó que el debilitamiento de los controles “podría posibilitar epidemias, pandemias, enfermedades y plagas”. “En el caso del comercio, vemos que se brinda el servicio a ciertas empresas y se les retira el servicio a pequeños productores de las economías regionales encareciendo sus costos. Esto es a favor de los grandes privados”, detalló Maloberti.
En Senasa Mar del Plata, en los últimos dos años la planta dedicada a la industria pesquera se redujo en un 30 por ciento. “Para servicios de inspección hay un técnico para siete u ocho establecimientos, cuando antes era uno a cuatro”, señalaron desde ATE Senasa. Además se desfinanciaron programas de investigación en el laboratorio de Martínez y de capacitación de funciones en los diferentes centros regionales. “No olvidemos que las malas políticas a nivel sanitario son muy complejas de revertir”, alertaron en ATE Senasa.