Desde Lima

El ex presiente Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia, estaban juntos, acompañados de sus tres hijos, cuando recibieron la noticia de que saldrán en libertad después de más de nueve meses de prisión preventiva sin que se haya formalizado una acusación fiscal en su contra. La decisión de liberarlos fue tomada por el Tribunal Constitucional (TC), en una ajustada votación de cuatro contra tres. La fiscalía, que pidió la prisión preventiva alegando un supuesto riesgo de fuga, ha anunciado que en un mes presentará acusación contra ambos, a los que acusa de recibir tres millones de dólares de la constructora brasileña Odebrecht para la campaña electoral de 2011, que llevó a Humala al poder. Si son encontrados culpables volverán a prisión. Humala y su esposa recobran la libertad, pero tienen impedimento de salida del país.     

Nadine Heredia había obtenido un permiso especial para dejar su celda en la cárcel de mujeres en la que ha estado recluida desde el 13 de julio del año pasado para reunirse ayer con su esposo y sus tres hijos por el cumpleaños de la hija mayor de la pareja. El encuentro fue en el cuartel policial ubicado en las afueras de Lima donde se ha acondicionado un espacio para que Humala cumpla la orden de prisión. Fue una reunión familiar excepcional, en la que hubo mucho más para celebrar que los 16 años cumplidos por Illary Humala Heredia.

Cuando la familia se reencontró en la celda del ex presidente, toda su expectativa estaba puesta en la decisión del TC, que desde hace días se había anunciado para ayer. Poco después del mediodía, Humala recibió la llamada de uno de sus abogados, Alberto Otárola, quien fue su ministro de Defensa, quien le dio la noticia que tanto estaban esperando: el TC había decidido revocar la prisión preventiva. El júbilo familiar llenó el ambiente de reclusión. “Recibió la noticia con mucha emoción”, dijo Otárola sobre su diálogo con Humala. Al momento del envío de esta nota, con Nadine ya de regreso en la cárcel de mujeres, ambos esperaban que terminen los trámites burocráticos para ser puestos en libertad. Trascendió que eso recién ocurriría hoy.

El presidente del TC, Ernesto Blume, sustentó el fallo en mayoría, el que contó con su voto, señalando que se debía “garantizar el derecho a la libertad personal y a la presunción de inocencia”, y que la detención preventiva “debe ser la excepción y no la norma”. Aclaró que el TC no se había pronunciado sobre el fondo de la acusación contra ambos y que su culpabilidad o inocencia es algo que definirá al Poder Judicial. En las afueras del TC, algunas decenas de simpatizantes de Humala celebraban la decisión. Luego de dirigieron hasta el cuartel policial donde estaba detenido el ex presidente para continuar con los festejos.

“Se ha corregido una decisión judicial que era arbitraria y abusiva”, declaró otro de los abogados de Humala, Julio César Espinoza. La decisión de poner a Humala y a su esposa bajo prisión preventiva cuando ambos venían asistiendo a todas las citaciones judiciales y sin que la fiscalía haya presentado una acusación, fue cuestionada por diversos juristas. Pero fue aplaudida por sectores políticos como el fujimorismo y el partido aprista del ex presidente Alan García, y por buena parte de los medios.

La acusación contra Humala y su esposa se basa en las declaraciones de Marcelo Odebrecht, que fue cabeza de la constructora brasileña que lleva su apellido, y de Jorge Barata, director de la empresa en el Perú entre 2001 y 2016, acogidos a los beneficios de la delación premiada, quienes aseguran haberle entregado tres millones de dólares a Humala para la campaña electoral de 2011. Esta semana, Luis Mameri, director de Odebrecht para América latina, y Fernando Migiliaccio, funcionario de la empresa ligado a los pagos de sobornos, ratificaron esa versión ante los fiscales peruanos. Humala niega esos aportes. No hay registros que confirmen la entrega de ese dinero. Barata asegura que el dinero se lo dio en efectivo a Nadine Heredia. La fiscalía señala que los tres millones de dólares que Odebrecht habría entregado a Humala, según la versión de los funcionarios de la empresa, tienen “origen ilícito” y no fue declarado, y acusa a Ollanta y a Nadine por lavado de activos.

La rigurosidad que se ha tenido con Humala y su esposa para dictarles prisión preventiva contrasta notoriamente con la actitud frente a otros líderes políticos, como el ex presidente Alan García y Keiko Fujimori, quienes también están señalados por funcionarios de Odebrecht de recibir aportes económicos para sus campañas electorales, de 2006 y 2011, respectivamente, pero contra quienes no se ha pedido prisión preventiva, ni siquiera una orden de impedimento de salida del país.  

Ollanta Humala, un ex comandante del ejército, ganó las elecciones de 2011 con el apoyo de la izquierda, pero una vez en el poder rompió con ella y gobernó junto a la derecha empresarial. La izquierda lo ve como un traidor, y la derecha a la que sirvió nunca lo aceptó como uno de los suyos. Ahora le toca enfrentar el proceso judicial en su contra en medio de la soledad política.