Parte de la caravana de migrantes centroamericanos que provocó la ira de Donald Trump por atravesar México en dirección a Estados Unidos espera en la ciudad fronteriza de Tijuana para cruzar a ese país, donde el gobierno republicano advierte de que perseguirá a quien entre ilegalmente.
“En estos momentos en Tijuana hay unos 400 (migrantes) y para el domingo llegarán 100 más en autobuses” desde Hermosillo, Sonora, dijo ayer Irineo Mujica, director de la organización Pueblo sin Fronteras, una de las coordinadoras de la caravana. El tercer grupo de hondureños, salvadoreños, guatemaltecos, beliceños y nicaragüenses está integrado por 60 hombres, 55 mujeres, 25 niños y 25 adolescentes, de acuerdo al censo de Pueblos sin Fronteras. Mujica explicó que los migrantes, un 80 por ciento, son de Honduras que huyen del país por la violencia generalizada de las pandillas, la violencia doméstica, la pobreza, la represión política, el 20 por ciento restante provienen de El Salvador, Guatemala y otros países de Centroamérica.
Los migrantes buscarán entrar a Estados Unidos siguiendo los protocolos establecidos para el caso y no a la fuerza. “Primero van hasta el puente fronterizo y se presentan para pedir asilo. Ahí las autoridades estadounidenses deben evaluarlos, les hacen preguntas y los llevan a las cortes, que son las que deciden”, manifestó. La caravana inició hace un mes su viaje, llamado “Via Crucis migrante”, desde la frontera sur de México.