Por la cuarta fecha del Grupo E de la Copa Libertadores, Racing empató 1-1 ante Vasco Da Gama en Río de Janeiro, mantuvo la punta y quedó bien posicionado para clasificar a los octavos de final, objetivo que podría concretar el jueves próximo, cuando enfrente en Avellaneda a Universidad de Chile, que ayer fue goleado 7-0 por Cruzeiro, en Belo Horizonte.
En el arranque, la Academia mostró una cara distinta de la que ofrece en los partidos que juega en el Cilindro. No utilizó la habitual presión alta, sino que trató de acercar lo más posible sus líneas, para defender sin dejar espacios donde el local pudiera darle fluidez a la circulación de la pelota y para atacar en bloque, asegurando la posesión y el traslado del balón. Esta postura, sumada a las carencias creativas de Vasco, dibujaron un cotejo con los primeros treinta minutos sin que hubiera ocasiones de gol. Las aproximaciones eran por jugadas de pelota parada.
Pero Racing cuenta con hombres de ataque que pasan un momento de alto nivel. Así, en un contrataque la pelota le llegó a Centurión, quien hizo la diagonal y le puso un pase en cortada a Martínez. El chico vendido al Inter encaró al arquero, éste le tapó el remate, pero el delantero tomó el rebote y definió de derecha para marcar el 1-0. Creció la confianza del conjunto de Coudet, a la vez que Vasco pareció desinflarse anímicamente, tal vez por quedar en desventaja cuando atravesaba el mejor pasaje del encuentro.
El local salió a jugarse su suerte en el complemento. Ese adelantamiento no se tradujo en claridad ofensiva y, además, expuso a los brasileños a las contras que Racing ensayaba vía un inspiradísimo Centurión. La impotencia de Vasco se acentuó cuando se quedó con diez, por la expulsión de Desábato. Pero los brasileños no dejaron de empujar, y su voluntad y despliegue tuvieron su premio con la igualdad conseguida por Wagner a diez del final y que Racing no pudo alterar a pesar de contar con varias oportunidades que desperdició una tras otra.