Las tensiones y hasta descontrol que, por momentos, se observó en la plaza financiera y cambiaria tuvo repercusión inmediata en la economía real. Distintos empresarios dan cuenta de aumentos del 25 al 50 por ciento en diferentes insumos de la producción, en medio de un clima de incertidumbre en el que, además, se acortan los plazos de financiamiento “porque nadie sabe cuáles serán los precios la semana que sigue”. Algunos ejemplos de la industria de la alimentación: la harina adquirida directamente a los molinos, que ya sumaba un aumento del 100 por ciento en lo que va del año, no se entrega hasta que se defina un nuevo precio que sería, como mínimo, un 40 por ciento superior. Los distribuidores de margarinas y grasas comestibles informaban ayer por la tarde a sus clientes que las entregas a partir del lunes llegarán con un 40 a 50 por ciento de aumento. Otros insumos, como huevo pasteurizado, con el aumento de esta semana acumuló un 75 por ciento en tres meses.
La información fue recogida ayer en consultas a empresarios pymes, tomadores de precios (no tienen capacidad de negociar con su proveedor el precio del insumo) y muy vinculados al mercado interno. “Te cae una lluvia de aumentos en los costos y, del otro lado, tenés una plaza que cada vez demanda menos, que se retrajo más en estas últimas semanas por un clima de incertidumbre muy desfavorable”, apuntó Eduardo Fernández, presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme).
Una de las características del actual modelo de apertura es que se dolarizaron las cadenas de producción. Los productos importados, los derivados de bienes exportables, los que compiten con los importados, todos se ajustan cuando se agita el mercado cambiario. Pasó entre enero y febrero, y se repitió en estos días. Lo más grave es que no suben a la par del dólar, sino en función de “lo que se espera” que suba el dólar, tratando de anticiparse.
“El impacto del dólar sobre el valor de los insumos es inmediato”, señala Fernández, de Apyme, con empresa en el rubro mencionado. “Es el caso de la glucosa, que deriva del maíz, o un conjunto de aditamentos, muchos de los cuales dejaron de producirse localmente, se mueven en función del dólar. Colorantes, conservantes, aromatizantes, emulsionantes, están en esa condición. Todos aumentaron”.
Los criadores de aves demoran sus entregas a la espera del nuevo precio del alimento balanceado que, descartan, vendrá con aumento. Los molinos anticipan un fuerte ajuste en las harinas a partir de la semana entrante, al igual que los distribuidores de margarinas y grasas comestibles. Y no es solamente el dólar: la suba de tasas ya empieza a hacer sentir su efecto en la cadena de pagos. “Se endureció el crédito comercial, se acortaron los plazos y nadie entrega si no le cancelaste la factura anterior”, apuntó el titular de Apyme. “En los bancos lo vamos a ver reflejado la semana que viene; ya no teníamos ninguna vía de financiamiento a menos del 35 por ciento anual, ahora seguramente va a ser mayor”, indicó. “El otro dato preocupante es que se rompieron las expectativas; hablo con los socios de Apyme y ya nadie espera que después de esto venga la recuperación, como podía escucharse hasta hace poco. Se fueron horadando las expectativas”, concluyó.