La nueva sensación friki de España ya recorre el globo cual fenómeno viral, sumando varios millones de visionados en YouTube, coronándose digna sucesora del electro-disgusting de Las Bistecs. Se trata de “Cómeme el donut”, canción compuesta e interpretada por el dúo Glitch Gyals, dos primos que, según medios ibéricos, lideran hoy la revolución electro trapera con un clip que los tiene de protagonistas: ella, Lapili (así, todo junto), enfundada en pantalones color carne; él, Jirafa Rey, con vestidito en símil color, ambos con mini donas tapando sus partes pudendas, desplegando esmerados movimientos twerking al son de: Cómeme el donut, cómeme el donut/ cómeme el donut, te hago dos por uno. Y ya sí, suma esta bizarra y pegadiza oda al sexo oral femenino: No somos pussy, somos leonas /Nos sobra el estilo y las neuronas. “Como Glitch Gyals nos interesa más la danza y la performance que la música en sí”, avisa la dupla cuyo tema devino hit instantáneo tras presentarse los pasados días en un concurso de talento en tevé, Factor X. Desde entonces, les han llovido propuestas para hacer recitales a lo largo y ancho de España, y pedidos de notas en portales y diarios.  

“Lapili, de 24 años, es Pilar Robles, nació en Ciudad Real. Es diseñadora textil, tiene su propia marca de ropa y obtuvo la medalla de Andalucía con Cuerpo teje cuerpo, uno de sus proyectos artísticos. Desde pequeña ha estado relacionada con la danza urbana. Jirafa Rey, de 25 años, es Alejandro Robles, nació en Málaga. Es filósofo, y desde pequeño ha sido una joven promesa de la poesía andaluza y pasó su adolescencia publicando libros y antologías hasta que entró en contacto con el mundo del arte performativo y empezó a dejarse llevar por su prima”, historiza el Huffington Post sobre este dúo que defiende la “transculturalidad libre”, plantea “Cómeme el donut” como una filosofía de vida, y tanto ha encandilado que fans los coronan “referentes de lo queer, lo kitsch, lo freak; o lo que es lo mismo: lo ambiguo, lo hortera y lo raro”. Pachanga con tanta rosca como rosquilla, vale decir.