El filosofo español Miguel de Unamuno acuñó una frase en un momento histórico trágico de la España franquista: “el silencio es la peor de las mentiras”. En la actualidad, el silencio aturde en cuanto a la relación explosiva entre la UVA (Unidad Valor Adquisitivo), las Lebac (Letras del Banco Central) y el precio del dólar. Debería existir información exhaustiva por parte del gobierno, dado que miles de personas –en su mayoría jóvenes– han solicitado créditos hipotecarios bajo esta modalidad, sin tener conciencia de los graves riesgos internos y externos que deberán soportar en el futuro, por la ausencia de información veraz.

Las Unidades de Valor Adquisitivo (UVA) es una medida creada por el BCRA, según comunicación A5945, con el objetivo de beneficiar al sector financiero. Como índice indexatorio, se actualiza diariamente por la evolución del CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia). Este indicador refleja la tasa de inflación, para lo cual se toma como base de cálculo la variación registrada en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), elaborado por el Indec.

La UVA indexa tanto la cuota mensual como el capital de préstamos hipotecarios otorgados por bancos públicos y/o privados. La cuota inicial resulta menor que la de un crédito hipotecario tradicional, lo cual resulta ser la carnada seductora al equiparar el valor de un alquiler promedio con el valor de la cuota inicial, si el monto otorgado es de 1 millón de pesos, plazo de 25 a 30 años y tasa promedio de 7,50 por ciento anual. Sin embargo, tanto la cuota mensual como el capital serán valores variables, ya que se irán incrementando en función del crecimiento de la inflación.

Cuando comenzó la operatoria de créditos hipotecarios ajustado por UVA, el 31 de marzo de 2016, el valor del índice era 14,05 pesos. Al 31 de diciembre de 2107, ese valor, por la incidencia inflacionaria, subió a 21,15 pesos.

El crédito se otorga en cantidad de UVA traducido a pesos según su valor en cada momento. Por ejemplo, quien tomó un crédito de 1 millón de pesos, a 30 años, comenzó pagando, a partir del 31 de marzo de 2016, una cuota baja de  7129 pesos (507,44 UVA). Pero dada la evolución de la UVA (14,05 pesos en marzo de 2016 a 21,15 pesos a fines del 2017), pagó en el último mes de dicho año la cuota indexada de 12.500 pesos. Y el capital indexado pasó de  1 millón de pesos a 1,440 millones de pesos. 

Política

La relación negativa entre el dólar, las Lebac y los créditos UVA es la manifestación de la actual política financiera-rentista. La expresión concreta de esa relación se da partir de inicios de 2018, cuando comienzan los primeros síntomas de las Lebac como factor inflacionario.

El saldo comercial negativo exhibe la imposibilidad del gobierno de Cambiemos de obtener divisas genuinas. Por eso continúa con el ciclo de endeudamiento. Los dólares obtenidos se utilizan en alta proporción para atender la fuga de divisas y pagar intereses de la deuda cada vez más abultados. Se suma a lo anterior, la sequía de la prometida “lluvia de inversiones”, que podría haber mitigado la ineficiencia del proyecto económico oficial. 

La “lluvia de inversiones” es un engaño electoral y además una falacia técnica, ya que una economía con caída del consumo por salarios ajustados y altas tasas de interés para alentar la especulación financiera (Lebac), determinarán que las inversiones, en dicho contexto, será una fábula más que una realidad. 

La conferencia de prensa del equipo económico del 28 de diciembre (Día de los Inocentes) transformó la teoría equivocada de las Lebac como antídoto  contra la inflación, en un factor de presión alcista de la misma. Determinando, por consiguiente, la puesta en marcha de la tendencia a la baja de la tasa de interés de las Lebac y por ende, el inicio del traslado de fondos hacia el dólar o bonos dolarizados.

El alza del dólar impulsó la inflación, lo que atentó contra la estabilidad del valor de las cuotas y el capital UVA de los préstamos hipotecarios. Gran parte de las consultoras privadas establece como piso para 2018 una inflación similar a la de 2017. Un ejercicio realista consiste en suponer las consecuencias políticas del hecho que 1,1 billones de pesos actuales, que llegarán a 2 billones a fines de 2018, en Lebac se transfieran al dólar y, por ende, a los precios.   

En síntesis, todo aumento de inflación incrementarán las cuotas UVA, el capital UVA y los plazos de los préstamos hipotecarios, en un marco muy negativo dado que el gobierno presiona para que los salarios se ajusten por debajo de la inflación.

Factor externo

Los titulares de los préstamos hipotecarios ajustados con UVA corren el riesgo de sufrir graves perjuicios. No es solo por la falta de sustentabilidad de la política económica, sino por aspectos externos. Estos consisten en la tendencia al alza de la tasa de interés de la Reserva Federal (banca central estadounidense). 

Los aumentos de la tasa de interés internacional provocarán el vuelo de los dólares aplicados a Lebac e incrementarán la fuga de divisas y un alza de los intereses a pagar de una deuda pública voluminosa. 

El gobierno de Mauricio Macri, consciente de que tomadores de los préstamos hipotecarios indexados con UVA no podrán cumplir con los pagos mensuales,  ha establecido, según DNU 27/2018, que las cuentas sueldos puedan ser embargadas. Se demuestra así que existe conocimiento oficial de las consecuencias de la relación UVA, Lebac y dólar, protagonistas de una burbuja construida en beneficios del sector financiero.

* Docente universitario. Integrante del Club Argentino Arturo Jauretche.

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