El origen latinoamericano de Francisco inscribe su pontificado y muchos de los aspectos de su mirada hacia la región se encuentran en el documento de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida, del año 2007. De eso está convencido el autor de Papa Francisco Latinoamérica. Conversaciones con Hernán Reyes Alcaide, a quien le gustaría que su libro funcione como pretexto para “que se vayan dando encuentros entre argentinos y latinoamericanos de todos los ámbitos donde se dialogue de modo constructivo, más allá de las diferencias”.
Hernán Reyes Alcaide afirma que la idea del libro empezó a gestarse el 24 de junio de 2016, a bordo del avión que llevaba a Francisco de Roma a Armenia, Ante los periodistas, el Papa reflexionó sobre una frase que había planteado su amigo Alberto “Tucho” Methol Ferré en 2005: que aún no era el momento para un papa latinoamericano. “Fue el disparador para pensar el camino de ida y vuelta entre la región y el jesuita Jorge Mario Bergoglio” señala a PáginaI12 el corresponsal en Roma de la agencia Télam, tras la presentación de su libro en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). Allí lo acompañaron el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, el ex embajador argentino en la Santa Sede, Eduardo Valdés, el ex canciller Rafael Bielsa y la doctora en Teología, Emilce Cuda.
En ese viaje hacia Armenia, recuerda el periodista, varios colegas insistieron en preguntarle al Papa si iba a usar la palabra genocidio. Sin vueltas, Francisco dijo que sí, que cuando era cardenal arzobispo de Buenos Aires hablaba de genocidio armenio.
–¿Qué impacto puede tener el pontificado de Francisco en América latina?
–Antes hay que preguntarse qué impacto está teniendo América latina en el pontificado de Francisco. En 2000 años este es el primer Papa que nació en nuestra región, esa es la primera novedad. Un Papa que vivió 76 años en América latina, que su vida estuvo atravesada por las transformaciones en este continente desde 1936 (año en que nació Bergoglio) hasta ahora. El origen del pontificado de Francisco es latinoamericano. El mismo reconoce que cuando habla del diálogo interreligioso es una virtud que aprendió en la escuela pública porteña, en la que tenía compañeros judíos y árabes. En lo teológico y pastoral estuvo en contacto en su formación con intelectuales como el uruguayo Methol Ferré. Me interesó pensar en los diez años que transcurrieron desde la conferencia del Episcopado en la reunión de Aparecida, en Brasil, en la cual Bergoglio presidió la comisión que elaboró el documento final y que sentó las bases de lo que hace hoy como Papa.
–Estuviste en su viaje a Chile, en enero pasado. Francisco recibió críticas por respaldar al obispo Juan Barros muy cuestionado por encubrir al sacerdote Fernando Karadima, a quien la Justicia consideró responsable de pedofilia. Ahora el Papa reconoce graves equivocaciones de valoración en el caso Barros. ¿Cuánto lo afectó?.
–No se puede hacer un juicio de cuánto lo afectó porque el proceso sigue abierto. Este fin de semana recibe a tres de las víctimas de Karadima: Juan Andrés Murillo, James Hamilton y Juan Carlos Cruz. El lunes (por mañana) se encontrarán los tres con el Papa en su casa. Francisco reconoció el error y está haciendo todo lo posible para volver sobre sus pasos. Sobre el tema, el Papa admite como un primer error cuando en Chile le preguntaron por Barros y él dijo que lo iba a sostener hasta que hubiera pruebas y evidencias en su contra. Pero después dio un giro en su posición, tras hablar con el cardenal Sean O’Malley (presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores) y enviar a Chile la misión del fiscal del Vaticano, Charles Scicluna en febrero. En la carta a la Conferencia Episcopal chilena anunció un encuentro en Roma entre el 14 y 17 de mayo.
–¿Qué imagen te quedó grabada de ese viaje a Chile y Perú?
–La misa final en Perú, por lo multitudinaria. Se intentó compararla con la de Chile, que fue menos masiva. Es otro sentir religioso, no son comparables: la iglesia de Chile viene golpeada de mucho antes. Karadima fue condenado en 2011, dos años antes de que fuera electo Francisco. Otra imagen que recuerdo es del viaje a Colombia. Francisco tenía que viajar del centro de Bogotá al aeropuerto, iba a ir en helicóptero pero decidió hacerlo en auto. El último recorrido en el Papa móvil era emocionante. Madres sosteniendo a sus hijos, que habían esperado cinco horas. Una gran reserva del catolicismo local.
–En tu libro, cuando el Papa habla sobre Colombia reconoce cuán difícil es que sea duradero el acuerdo de paz entre el gobierno de Santos y las FARC.
–En Colombia lo criticaron mucho por supuestamente estar más del lado de Santos que de Uribe. El Papa puso en el centro que el pueblo colombiano sane sus heridas con un acuerdo de paz. Sentó a hablar a Uribe y a Santos en diciembre de 2016. Santos venia de ganar el Nobel de la Paz y anteriormente de perder el referéndum (sobre el apoyo al acuerdo de paz). Francisco juntó a dos políticos rivales, buscando acercar a los colombianos en ese encuentro. Esa es la legitimidad moral que tiene el Papa a nivel internacional.
–Francisco visitó países periféricos en la región y en otros continentes y se mostró crítico del capitalismo…
–Bergoglio siendo arzobispo trabajó la idea de navegar para adentro, como una metáfora, ir a lo desconocido, ir a las periferias. Los que ahora ven en Francisco la gran inspiración no lo seguían entonces. En 2003 un día después de que Estados Unidos invadiera Irak, se instaló una carpa en la Plaza de Mayo en contra de la guerra. Esa carpa se levantó 20 días después con un rezo interreligioso de Bergoglio. Ahora el Papa convoca para el 7 de julio un rezo ecuménico por la paz en Siria en Bali. Quince años después, hay una continuidad entre Bergoglio y Francisco en su denuncia.