El ex dictador boliviano Luis García Meza Tejada, que gobernó con arbitrariedad sin límites de 1980 a 1981, murió ayer a los 88 años de un paro cardíaco en el Hospital Militar de La Paz, donde permaneció el último decenio. Los familiares de las víctimas de las dictaduras en Bolivia lamentaron que García Meza falleciera “en la total impunidad” y sin que se sepa el paradero de los desaparecidos durante su régimen. La Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional (Asofamd) deploró que “el pueblo boliviano se quede sin conocer la verdad” sobre dónde están los desaparecidos, como el líder izquierdista Marcelo Quiroga Santa Cruz y el dirigente político Juan Carlos Flores.

“¿Cuántos murieron por su causa? ¿Cuántos fueron asesinados en las calles, en sus casas, en sus centros de trabajo?”, cuestionó la entidad en un comunicado. “Lamentamos que no se haya hecho Justicia! Se fue en la total impunidad, sin pagar por sus delitos y culpas contra las tantas  violaciones a los derechos humanos, sin cumplir su sentencia condenatoria de 30 años de presidio sin derecho a indulto” añadió la Asofamd. Extraditado a Bolivia por la Justicia brasileña en marzo de 1995, el exdictador fue sentenciado por un tribunal boliviano a 30 años de cárcel sin derecho a indulto por delitos de su dictadura. Fue condenado a reclusión en el penal de máxima seguridad de Chonchocoro en el altiplano, al igual que su ministro del Interior, Luis Arce Gómez. En esta gestión se iban a cumplir 23 años de su condena, si bien pasó al menos el último quinquenio en un hospital militar de La Paz aquejado de dolencias cardíacas. En enero de 2017, el Tribunal de Roma sentenció a García Meza y a otros siete exmilitares de Latinoamérica a cadena perpetua por crímenes cometidos contra ítalo-latinoamericanos en el denominado Plan Cóndor, una operación represiva impulsada por los regímenes de América latina entre las décadas de 1970 y 1980.