Gregorio Álvarez, el último presidente de facto del largo período que duró la dictadura uruguaya, murió a los 91 años en un hospital militar de Montevideo, donde había sido internado por problemas cardíacos y cerebrales. Ejerció el poder entre 1981 y 1985, y en 2009 fue condenado por delitos de lesa humanidad.
"El Goyo" Álvarez fue uno de los hombres fuertes de la última dictadura uruguaya (1973-1985) y fue, también, uno de los principales responsables de la represión, encarcelamiento, tortura y desaparición de militantes políticos y sociales. Por esos hechos fue procesado en 2007 por violaciones de los derechos humanos y en 2009 fue sentenciado a 25 años de prisión por 37 desapariciones.
Alvarez dejó el poder ni bien se produjo el triunfo electoral de Julio María Sanguinetti, el candidato del Partido Colorado. Dimitió el 12 de febrero de 1985, cediendo el poder al entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia, Rafael Addiego.
Antes de ocupar la presidencia de facto, Álvarez fue jefe del Ejército entre 1978 y 1979, y aún en democracia el Congreso de ese país votó su ascenso como teniente general del Ejército. Estaba internado desde el 14 de diciembre por diversos problemas de salud y hoy murió a cusa de una insuficiencia cardíaca, indicaron fuentes médicas y del Ministerio del Interior.