“Muero en mi muerte y en la muerte de quienes me suceden”, reza el epígrafe de T.S. Eliot que eligió la escritora inglesa Marghanita Laski (1915-1988) para la novela El diván victoriano, el primer libro de la editorial Fiordo, que salió en septiembre de 2012, y primera traducción al español de esta narradora secreta. A casi seis años de ese comienzo, Julia Ariza y Salvador Cristófaro recibieron el Premio a los Editores del Año, que otorga la Cámara Argentina de Papelerías, Librerías y Afines (CAPLA) en el marco de la 44° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Ariza dice que es “un reconocimiento muy gratificante”. “Nos tomó por sorpresa porque somos una editorial con pocos años de trayectoria. Para nosotros significa que los libreros, que son quienes votan para elegir a los ganadores, empezaron a confiar en el catálogo, a recomendarlo, y que esas recomendaciones tuvieron a su vez buena recepción entre los lectores. El mensaje del premio es que estamos haciendo buenos libros con potencial para llegar a muchos lectores, y eso a los libreros siempre los entusiasma –reflexiona la editora–. Significa también que no podemos bajar la guardia y que tenemos que esforzarnos todavía más para responder a este reconocimiento”.

Cristófaro admite la importancia que está teniendo Stoner, de John Williams (1922-1994), novela editada en 1965, ignorada por la crítica de su tiempo, al igual que su autor, que Fiordo publicó en 2016 con traducción de Carlos Gardini. “Fue el título que sin duda nos hizo llegar al gran público; vamos por la novena reimpresión y hemos vendido más de 16.000 ejemplares. Stoner fue el resultado de un trabajo que veníamos haciendo muy a conciencia de buscar muy buenos títulos y presentarlos de la manera más atractiva posible, tratando siempre de mejorar esas formas de presentación para que tanto los libreros como los lectores se interesaran por los títulos”, explica el editor. “Lo que pasó con Stoner fue que levantó mucha expectativa sobre los siguientes títulos del catálogo y tratamos de responder a esa expectativa con títulos que funcionaron también súper bien, como Once tipos de soledad, que sacamos a fines del año pasado, o la primera novela de Joan Didion, El río en la noche, novedad de este año, pero también con otros que se vienen vendiendo bien desde hace ya un par de años: Pantalones azules, de Sara Gallardo, El lugar donde mueren los pájaros, de Tomás Downey, y Leñador, de Mike Wilson. Stoner permitió que esos otros libros, que también son excelentes, se notaran, que la gente los leyera, los recomendara y que el trabajo integral de la editorial de repente se volviera visible”, plantea Cristófaro.

Cuando Fiordo publicó el primer título, en 2012, el costo de imprimir un libro era algo manejable. “Hoy, para abrir una editorial la inversión es muchísimo mayor y el riesgo de que esa inversión sea muy difícil de recuperar es también más alto, porque la contracción del consumo es un hecho. Los datos son muy claros y todos la hemos notado directamente de distintas maneras –advierte Ariza—. En los últimos dos años, Fiordo tuvo una situación excepcional con las ventas de Stoner, que a su vez potenciaron mejores ventas en todo el catálogo. Pero es claramente una excepción. Naturalmente, hay títulos que ya tienen más años que, como sucede siempre con los libros, se vuelven menos visibles en las librerías y por lo tanto se venden menos. Ahora las primeras ventas de una novedad son mucho mejores que hace un par de años, pero nuestro crecimiento no se condice con la tendencia general del mercado, que es de baja, por eso no somos para nada un parámetro, al menos no en estos dos últimos años”.

¿Qué libros extraordinarios harán visibles en los próximos meses? Cristófaro empieza por uno que acaban de publicar: El río en la noche, la primera traducción al español de la primera novela de Joan Didion, la gran narradora norteamericana que se hizo tan conocida por El año del pensamiento mágico. “Es un libro bellísimo, relacionado con esa crónica de los meses que siguieron a la muerte de su marido en la medida en que también reflexiona, aunque desde la ficción, sobre las relaciones de pareja: es la historia de un matrimonio que se desmorona en la California de los ‘30 hasta fines de los ‘50”. El editor agrega que también acaban de publicar Tan cerca en todo momento siempre, cuatro nouvelles de Joyce Carol Oates, otra institución de las letras norteamericanas. “Un libro de tono muy distinto, como un golpe frontal, sobre la violencia de los vínculos amorosos, con ese estilo tan crudo y brutal de Oates, que es también tan revelador”, pondera Cristófaro. Después llegará Enero, de Sara Gallardo (“¡somos grandes admiradores de Sara, ya sacamos su segunda novela hace unos años!”, recuerda Ariza), que estará en librerías en junio, para los treinta años de la muerte de la autora. En la colección de no ficción, publicarán un libro sobre la noche del crítico y ensayista inglés Al Alvarez, traducido por Marcelo Cohen. Otra de las apuestas de Fiordo será Richard Yates con el libro de cuentos Mentirosos enamorados, traducido por primera vez al español por Andrés Barba. El último libro del año será Fludd, de Hilary Mantel, la única autora en ganador dos veces el Man Booker en Inglaterra.

Fiordo ha publicado 26 títulos y en este momento están haciendo tiradas de 2000 ejemplares. “Cuando empezamos tirábamos 1000, luego 1500 y hoy vemos un poco más claro el largo plazo y pensamos que 2000 empieza a ser nuestro mínimo”, revela Cristófaro. Ariza define la editorial como “un catálogo para lectores sensibles, curiosos, exigentes y poco prejuiciosos”. “Tratamos de que sea muy diverso y a la vez coherente, nos interesa mucho que los lectores de hoy se sientan interpelados por lo que publicamos, que los libros les digan algo, de la manera que sea, sobre la vida contemporánea, sobre sus vidas, sus relaciones, que ayuden a pensar con la cabeza y también afectivamente cómo nos relacionamos unos con otros y por qué, y cómo podemos hacer que nuestras vidas sean más ricas y también más complejas. Es un catálogo que trata, tal vez más intuitiva que programáticamente, de poner en valor tanto la experiencia como la reflexión sobre la experiencia, lo opuesto a aplanar, achatar, igualar –compara la editora–. Para nosotros no da todo lo mismo, nos gusta que las cosas estén bien hechas, que sean satisfactorias en muchos niveles, intelectual, afectivo, material, y pensamos que los lectores que nos eligen aprecian también ese cuidado y esa esperanza en el valor del pensamiento y la cultura humanas”.