La reunión del Consejo Directivo de hoy de la CGT estará atravesado por el proyecto de reforma laboral que remitió el gobierno a la Cámara de Senadores. Todo indica que una iniciativa legislativa de estas características, que promueve un cálculo de las indemnizaciones perjudicial para los trabajadores, debería postergar la disputa interna por la nueva conducción de la central obrera. Sin embargo, bien puede servir para agudizar esta lucha intestina. Por caso, los gremios barrionuevistas y moyanistas habían pergeñado una estrategia para obligar a los sectores conocidos como gordos e independientes a confrontar con el gobierno de Cambiemos y este proyecto les allana el camino.
En rigor, los tres dirigentes que conducen la CGT anticiparon por separado su rechazo al proyecto oficialista. El primero fue Juan Carlos Schmid (dragado), quien desde Curitiba, hasta donde fue para participar de un acto en favor de la libertad de Lula, dijo que “no hay confianza en las propuestas del Gobierno porque primero dice una cosa y termina haciendo otra. Si en el proyecto aparece este tema de rebaja de indemnización ante despidos, lo voy a rechazar”. El martes pasado, Héctor Daer (sanidad) también lo repudió aun que de una manera más elíptica: “Quieren hacer desaparecer las indemnizaciones como si eso fuera el problema de la inversión en la Argentina”. Ayer fue el turno de Carlos Acuña (estaciones de servicio) pero no solo se opuso sino que también se refirió a la disputa interna de la CGT al sostener que es preciso “trabajar para que en la futura reorganización de la CGT estemos todos los sectores para defender los intereses de los trabajadores”. Luego advirtió que no participará de una nueva conducción que se ocupe de “favorecer al Gobierno y sus amigos empresarios, que ya ratificaron su apoyo a las políticas económicas. El panorama económico cambió en el últimos meses con más despidos, ajustes, alza de precios y una inflación que el Gobierno no puede domar”, señaló.
En principio el moyanismo y los barrionuevistas, que desde hace poco volvieron a acercarse, tenían planificado presentar en la reunión de hoy un plan de cinco puntos para que el triunvirato y el Consejo Directivo pongan en práctica. Una mini agenda con la que se buscará confrontar con el gobierno y, de paso, poner en aprietos a gordos e independientes que suelen tener una mayor tendencia al diálogo aunque no mucho más que los gremios que responden a Luis Barrionuevo. El objetivo de fondo, según trascendió, es evitar que gordos e independientes impongan el futuro secretario general de la central obrera y que todos imaginan que el postulante es Daer.
Por otra parte, la estrategia incluye la propuesta de sumar a la CGT a las organizaciones sociales que integran lo que se conoce como el Sindicato Único de Trabajadores de la Economía Popular. Si bien esto no se concretará en el corto plazo lo cierto es que abre un debate sobre las representaciones sindicales y el perfil que podría llegar a tener la futura conducción cegetista. Pero además la intención de esta alianza es promover un paro general en repudio a la crisis que está provocando la política económica del gobierno de Mauricio Macri.
A los dichos de Acuña, que le otorgaron verosimilitud a la estrategia que trascendió, hay que sumarles las declaraciones de Pablo Moyano cuando advirtió que “la reducción de las indemnizaciones va a producir una ola de despidos importantes” para luego señalar que es preciso “consensuar con el resto de los dirigentes si se va a un paro general”. Hoy, cuando el Consejo Directivo se reúna a partir de las 14, se verá si la CGT se pone en movimiento.