Este lunes el presidente italiano Sergio Mattarella tendrá la quinta ronda de partidos para formar gobierno desde las elecciones del 4 de marzo. Después de cuatro intentos que no lograron una mayoría, la presidencia usó un tono ácido para comunicar el nuevo llamado. “En dos meses, las posiciones de partida de los partidos no cambiaron. No emergió ninguna perspectiva de mayoría de gobierno”, arrancó el comunicado del Quirinale de ayer. “El presidente Mattarella iniciará nuevas consultas, en un día único, el lunes, para verificar si los partidos tienen perspectivas de formar mayorías de gobierno”.
Esta quinta ronda de consultas le da veinte minutos a cada fuerza, comenzando a las diez de la mañana hora de Roma con el Movimiento Cinco Estrellas. A la mañana también irán la coalición de derecha que venció en las elecciones de marzo, aunque sin mayoría propia, y el Partido Demócrata. Por la tarde, Mattarella recibirá a los partidos más pequeños y cerrará con Alberti Casellati y Fico.
La atención de la política italiana estuvo puesta ayer en la reunión de la dirección del Partido Demócrata, de centroizquierda, para decidir si se negocia apoyar un Gobierno del Cinco Estrellas, que ya fracasó en un intento previo con la ultraderechista Liga Norte. La respuesta fue un “no” rotundo. Así, el PD superó sus divisiones internas al votar la propuesta del secretario general interino Maurizio Martina, que consideró cerrada la posibilidad de formar un gobierno con el M5S o con la derecha.
Esta reunión llegó tras varios días de polémica sobre la influencia del ex secretario general Matteo Renzi, que el domingo dijo en televisión que quería que el PD le diera la espalda al M5S. Renzi opinó que el PD debía hacer oposición y retó a los ganadores, el M5S y la coalición de derechas, a gobernar o dar lugar a un Ejecutivo temporal mientras el nuevo Parlamento reforma la ley electoral para permitir un diferente reparto de escaños.
Esto fue entendido como un mensaje para el centenar de miembros de la dirección del partido que aún le son leales, y para algunos de los partidarios de pactar con el M5S para impedir la llegada de la derecha al Gobierno. Estos últimos criticaron su enorme influencia.
A pesar de las declaraciones del ex primer ministro, el secretario general interino, Maurizio Martina, que sucedió a Renzi tras su dimisión por el golpe electoral, habló ante sus correligionarios para pedir una refundación del partido y sobre todo para descartar un apoyo al líder del M5S, Luigi di Maio. Martina sentó además las bases de la tregua en el PD, dividido en los últimos años, al afirmar que la posibilidad de negociar con el M5S es un capítulo cerrado y descartar cualquier pacto con la coalición de derechas, capitaneada por la Liga Norte de Matteo Salvini.
Martina, por otro lado, solicitó el apoyo de sus compañeros para guiar el partido hasta que se convoque un congreso que elija un nuevo líder, un periodo en el que la formación deberá analizar en profundidad las causas de sus múltiples males. Mientras, para poner orden en las filas del PD, dijo: “Basta con la lógica del amigo y enemigo en nuestra casa”, en alusión a las múltiples corrientes que componen esta formación socialdemócrata y que chocan con frecuencia entre sí.
Para saber si la dirección del partido estaba a favor de sus planteamientos se sometió a voto el discurso de Martina, que finalmente fue aprobado por unanimidad por los 214 integrantes, entre ellos el propio Renzi. Tras su aprobación, el primer ministro Paolo Gentiloni, del PD, celebró en Twitter la unidad de su partido: “La dirección fue unánime en la confianza a Martina. Más fuerza al PD para afrontar los episodios difíciles de las próximas semanas”, escribió.
Tras la reunión de la dirección del PD, el líder del M5S, Di Maio, se volvió a quedar sin opciones de alcanzar el Gobierno, después de no lograr el apoyo de un Salvini que no quiso romper con el líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, como le exigía la formación antisistema. Así, el M5S, consciente del “no” a izquierda y derecha, reclaman nuevas elecciones cuanto antes.