La complicada coyuntura política y económica que atraviesa el país obligó a la CGT a dejar de mirarse el ombligo y por primera vez en lo que va del año habló de implementar “medidas de acción sindical” que incluye la remota posibilidad de convocar a un paro. Sucedió ayer durante la reunión del Consejo Directivo cuando decidieron posponer, al menos por un momento, la renovación de la conducción y acordaron llevar al Congreso su rechazo al proyecto de reforma laboral, el respaldo al freno el tarizafo que se prepara en Diputados y acompañar las movilizaciones contra la suba de los servicios públicos como la que realizará hoy la Confederación Argentina de los Trabajadores del Transporte (CATT).
Una vez más se hizo realidad aquello de lo que une es el espanto porque el primer punto de la agenda del Consejo era el proceso de renovación de autoridades y fue lo que más rápido se trató. El tarifazo, la reforma laboral y la corrida del dólar se comió buena parte de la extensa reunión. Tal como había anticipado este diario, ante el análisis crítico de la realidad económica, fue el triunviro Carlos Acuña, que responde a Luis Barrionuevo, quien lanzó sobre la larga mesa de reuniones la necesidad recuperar firmeza que lo tradujo en la convocatoria a un paro general. Si bien nadie se opuso tampoco ninguno de los presentes avaló la propuesta sino más bien sostuvieron que antes era necesario preparar el terreno. “Escalonar” fue el término que repitieron varios de los participantes del cónclave a medida que se retiraban del edificio de la CGT. En tanto, otros dirigentes que militan en el moyanismo fueron un poco más precisos al sostener que ese escalonamiento debe incluir protestas y movilizaciones porque un paro nacional incrementa en este momento el riesgo de “fractura”.
“Algo tenemos que hacer porque si no lo hacemos los de arriba lo terminan haciendo los de abajo”, dijo un veterano dirigente sindical cuando le preguntaron sobre la posibilidad de que la CGT llame a una huelga. Otro, más joven que el anterior y más encumbrado, dijo que había que ser más cauteloso porque “no sabemos si lo que hace el gobierno es parte de un plan o es simplemente torpeza”.
La naturaleza de los temas llevó a que la conducción gremial desistiera de una conferencia de prensa y elaboraron un documento que escribieron y corrigieron nueve veces. Tanto lo cambiaron que el secretario de Prensa de la CGT, Jorge Sola, entregó una primera versión a través de Whatsapp sin saber que ya estaba vieja. Incluso repartieron un texto para retirarlo de inmediato porque le habían incorporado un último párrafo.
El documento de la CGT rechaza “el aumento desproporcionado de las tarifas” e incluso “el nuevo proyecto oficial que degrada las condiciones laborales”, una forma elíptica de referirse a la reducción de las indemnizaciones que integra el texto de la reforma laboral que remitió la Casa Rosada al Senado. Por otra parte, el documento aseguró que “el ajuste permanente no es una política económica” y por eso señaló que “el incremento desmedido e irrazonable de las tarifas evidencia el deterioro sostenido de los ingresos” por lo que se decidió adoptar todas “las medidas sindicales necesarias”. Entre esas medidas deberá considerarse la movilización que realizará hoy a las 11 la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), que lidera el triunviro Juan Carlos Schmid, ante la sede del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) para repudiar el tarifazo. En ese sentido, los dirigentes que no forman parte de los gremios del transporte se comprometieron a enviar “militantes jóvenes” para que participen de la actividad.
El texto cegetista también remarcó “el creciente nivel inflacionario que, lejos de apaciguarse, parece superar el de 2017, provoca el aumento de los precios de alimentos y productos; erosiona el poder adquisitivo salarial y se retroalimenta con el valor de los servicios públicos, por lo que se impone restablecer una relación permanente entre valor de los haberes y de las tarifas”. En otro párrafo señaló que “la especulación financiera eclipsa la producción, favorecida por tasas de interés exorbitantes e instrumentos financieros alentados por el gobierno”, y llamó a atenuar “la presión impositiva sobre los ingresos”.