“El stand up en la Argentina es más bien una cosa de humor cotidiano, leve. Nosotros intentamos tener un costado político y tratar otros temas más allá de ‘lo difícil que es abrir una lata de atún’”, definió Sebastián Costa Vernikos, después de la presentación de Difíciles en el stand del Grupo Octubre en la Feria del Libro. El y Wenceslao Rijavec vienen trabajando en conjunto desde 2014, y el año pasado se les sumó Carlos Balmaceda. El jueves los tres tomaron el micrófono para transitar diversos tópicos, con pasajes álgidos y otros más absurdos. Algunos de los ejes fueron la inflación, las particularidades del Conurbano, la discriminación y el caso Barreda, entre otros.
La tarima desde la cual transmite la AM 750 en el Pabellón Azul quedó transformada de pronto en un escenario. Uno de los momentos que atrajo más público fue el monólogo de Balmaceda acerca de las diferencias entre la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. Un grupo de gente dijo ser de La Matanza y otro de Quilmes, y así el comediante encontró cómplices para hablar de la existencia de un pasacalle por cuadra, de autos que andan a toda velocidad sin respetar semáforos o de los números de los colectivos, mucho más altos que los de la Ciudad. Oriundo de Avellaneda, el dramaturgo detalló después a PáginaI12 que este texto es parte de su unipersonal Soldado de Cristina. En la introducción abordó el aumento en las tarifas del transporte:
“¿Vinieron con la tarjeta SUBE? ¿Hicieron el ahorro que les prometió el Gobierno? Con siete viajes seguidos empezás a pagar impuesto a las ganancias”.
En su rol de presentador, Costa Vernikos había anticipado que no iban a contar chistes, sino a invitar a “pensar un poco, y expresar pensamientos e ideas”. Junto a Wenceslao Rijavec –el encargado de hacer humor sobre el caso Barreda– trabajan en conjunto desde 2014. Balmaceda se unió al grupo en noviembre del año pasado, cuando comenzaron a hacer funciones en el Café Cultural Caras y Caretas. Según los comediantes, su sello distintivo es buscar la risa de los espectadores en torno a temáticas difíciles. “Tenemos una obsesión por tratar temas no tan habituales, de cualquier tipo y color, avalados por nuestras influencias: Woody Allen, Monty Python, series como Seinfeld y standuperos anglosajones como Bill Hicks y George Carlin. Intentamos ocupar un espacio en el que no hay nadie. Creo que ni nosotros estamos en ese espacio”, bromeó Costa Vernikos, y agregó que también les interesa el absurdo.
El pequeño show tuvo dos momentos complicados: una señora se levantó enojada de una de las mesas, en un momento en el que Costa Vernikos bromeaba acerca del hambre de poder de los imperios y aludía, además, a los votantes de Cambiemos. Ofendida, la mujer gritó algo sobre “apología” y se retiró. “Nunca nos pasó algo así”, contó el grupo, acostumbrado a relacionarse con un público que le es afín ideológicamente. Y antes de que terminara el show, bajó la tensión del stand, lo que obligó a Costa Vernikos a continuar con un monólogo sobre la discriminación y la xenofobia sin micrófono. “Es un momento fácil para hacer reír, porque hoy es catártico. Buscamos un costado más allá de lo político duro, cambiando de lugar las cosas para que sea más absurdo: por ejemplo, hablando de la discriminación a partir de los noruegos, que odian a los suecos porque son castaños claros”, explicó. El 24 de mayo el trío se presentará nuevamente en el café cultural de Venezuela 330.