A cuatro días del retorno a la televisión de Víctor Hugo Morales, uno de los periodistas más críticos del gobierno de Cambiemos, la justicia comercial allanó ayer su departamento para secuestrar cuadros y objetos personales. El procedimiento se dio en el marco del juicio que la empresa Cablevisión le ganó al locutor uruguayo y a Canal 7 por transmitir sin haber comprado los derechos televisivos en el año 2000 fragmentos de la final de la copa Intercontinental entre Boca Juniors y el Real Madrid. El conductor de la AM750 y C5N calificó el operativo como “una tarea de amedrentamiento” que adjudicó al CEO de Clarín, Héctor Magnetto, y consideró que “la reacción (ante su retorno a la TV) es seguramente la presión al juez” para que avance en el embargo de bienes. “Lo que quieren es humillar, disciplinar, tomar los cuadros y llevárselos, dejar las paredes vacías”, explicó, y reivindicó aquella decisión de la empresa estatal como “un servicio extraordinario que apoyé entusiastamente”. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) destacó que se trató de la transmisión de “un espectáculo de interés cultural y deportivo” por la televisión pública, advirtió que “la ejecución de la medida judicial contra Morales consolida la violación a la libertad de expresión y al derecho a la información pública” y anunció que presentará en los próximos días una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Morales conducía ayer por la mañana su programa en la AM750 cuando se enteró de la inesperada visita de una martillera y dos oficiales de justicia en su departamento de avenida del Libertador al 2400. El operativo sin notificación previa “genera una sensación de desprotección: por lo menos podrían avisar y entonces me quedo en mi casa y no dejo atribulada a mi familia”, lamentó a poco de retornar. “Siento una pena atroz. Esto es parte de mi vida. Estos cuadros habitan mi vida desde hace más de veinte años y son una especie de capital afectivo y moral que uno tiene. Y que lo quiten en función de presiones… esto es una especie de atraco”, señaló Morales.
–¿Lo sorprende? –le preguntó un compañero de C5N al aire.
–Sí, muchísimo, es como el retruco de la aparición televisiva en C5N.
–¿Piensa que no es casualidad?
–No parecería. Llevo cuatro días en C5N diciendo las cosas que digo y pienso, y la reacción es seguramente la presión al juez para que proceda a enviar a estas personas para llevarse los cuadros.
Víctor Hugo recordó que tuvo una sentencia favorable en primera instancia, que revirtió “la cámara que integran (Pablo) Heredia, (Gerardo) Vasallo y (Juan José) Dieuzeide, a la que calificó como “una oficina contigua a Clarín”. Tras su apelación, el expediente llegó a la Corte Suprema de Justicia, donde “el supremo rehén (Ricardo) Lorenzetti ni siquiera consideró el tema”, lamentó, en referencia a la inacción que dejó firme la sentencia.
El periodista informó que ya pagó dos de los tres millones de pesos que ordenó la justicia (842 mil pesos más los intereses por el tiempo transcurrido) y reivindicó la transmisión del partido disputado en Japón en su programa Desayuno. “Fue un servicio extraordinario que apoyé entusiastamente, de acuerdo a lo que siempre he sostenido sobre quienes siempre han robado y depredado al fútbol, justamente la gente de Cablevisión, que otra vez están participando de la estafa del fútbol”, destacó el relator.
Desde el estudio de abogados Sáenz Valiente, patrocinante de Cablevisión –empresa que inició el juicio en 2001, antes de formar parte del Grupo Clarín, según precisaron– explicaron que “el embargo, tal como lo prevé el Código Procesal, procede ante la insolvencia deliberada en la que incurrió el locutor Víctor Hugo Morales para no hacer frente a una deuda judicial por la transmisión ilegal de un partido de fútbol, con condena firme que llegó hasta la Corte Suprema de Justicia”.
Los respaldos
“Luego de un extenso proceso judicial, la Corte Suprema convalidó una condena millonaria a favor de la empresa Cablevisión S.A contra el periodista por haber difundido, en televisión abierta y en el canal público, tramos de un espectáculo de interés cultural y deportivo”, precisó ayer el CELS. “Por esta condena, se encuentra en trámite ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos una denuncia por violación, entre otros, del artículo 13 de la Convención Americana sobre libertad de expresión”, recordó. “Lo que está en juego es la capacidad del Estado para garantizar el acceso a los bienes culturales y hasta dónde las empresas pueden hacer prevalecer sus intereses patrimoniales”, advirtió el organismo que preside el periodista Horacio Verbitsky, y anunció que “el CELS se presentará en esa denuncia en los próximos días.
El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) repudió al allanamiento, destacó que “se trata de un hecho que intenta disciplinar su pensamiento y que atenta contra la libertad de prensa en beneficio de la libertad de empresa”. El bloque de diputados del Frente para la Victoria se solidarizó con Morales y calificó el operativo como “un caso evidente de persecución y un avasallamiento al ejercicio del derecho a la libertad de expresión”. El Partido Solidario lo interpretó como un intento de “acallar las voces críticas al actual gobierno”. “Estas maniobras judiciales ‘distractivas’ no servirán para silenciar las voces que denuncian las políticas negativas de este gobierno”, advirtió su titular Carlos Heller. “Desde la Patagonia expresamos nuestra absoluta solidaridad con Víctor Hugo Morales, ejemplo de generosidad y nobleza que le puso voz al documental sobre Santiago Maldonado, nunca especuló e invitó siempre a luchar porque, como dijo en enero de 2016, en estos tiempos ‘luchar es informarse’”, lo saludó la agencia de noticias Cadena del Sur.
Durante el operativo que ordenó el juez Fernando Saravia se secuestraron del departamento del periodista un cuadro de Juan Carlos Castagnino y otro de Carlos Alonso, y un televisor “Obsidian” de 46 pulgadas. Los bienes secuestrados saldrán a remate en diez lotes con una base de 300 mil pesos aún cuando el valor de mercado es muy superior. La agencia Télam informó que por cuestiones de logística los rematadores no se llevaron un piano de cola marca Steinway & Sons y una araña de 16 velas con candiles de cristal.