En las últimas semanas, una palabra sonó fuerte en el mundillo de las finanzas: carry trade. Un término de la jerga financiera que denomina la práctica de los inversores de vender sus activos en dólares u otra divisa fuerte e invertirlos en monedas débiles pero con activos que pagan mayores tasas de interés. Una práctica que los argentinos ya habían experimentado en tiempos de Martínez de Hoz bajo la última dictadura militar, y que en  lunfardo fue bautizado “bicicleta financiera”.

El carry trade fue montado por la administración de Mauricio Macri a partir de la desregulación del mercado cambiario y el impulso al alza de las tasas de interés. La eliminación del tiempo mínimo de permanencia para los capitales que se inviertan en la plaza local junto a la facilidad para comprar divisas sin restricciones, fueron las principales medidas tomadas por el gobierno para facilitar el ingreso y egreso de capitales especulativos. La emisión de Lebac por el Banco Central a elevadas tasas de interés que llegaron, en algunos momentos de estabilidad cambiaria, a producir los rendimientos en dólares más elevados del mundo, fue el cebo para atraer inversiones financieras desde el exterior.

La bicicleta financiera o carry trade tiene una etapa dulce, que es cuando ingresan los fondos. Unos 14.000 millones de dólares entraron durante los dos años y medio de gestión M (sin contar el blanqueo), según se desprende de la cuenta de inversiones de portafolio del balance cambiario del BCRA. Un monto de divisas similar al que pagado a los fondos buitre. Pero como nada es gratis en el mundo de las finanzas, los que ayer la trajeron mañana se la llevan o, mejor dicho, hoy mismo. Eso fue lo que sucedió en estas semanas cuando grandes capitales golondrinas decidieron que su estadía en las costas del Río de la Plata llegó a su fin y emprendieron su “vuelo hacia la calidad” (fly to quality). Así fue como en una semana se fueron 4500 millones de dólares y la cuenta seguía al momento de escribirse esta nota.

Las causas de la emigración de capitales son varias. Una leve suba en la tasas de los bonos de Estados Unidos que es considerada la inversión en dólares más segura del mundo, ya que son los que emiten la moneda verde; la imposición a la renta financiera para los tenedores extranjeros de Lebac, fueron impulsos coyunturales que se montaron sobre una inflación local que genera una elevada incertidumbre sobre como evolucionará el dólar y cuál será finalmente el rendimiento en divisas de las Lebac. Ante la corrida, el BCRA tiró por la ventana su libreto liberal de no intervención y salió a ofertar divisas que se vendieron como pan caliente mientras subía fuerte la tasa de interés, dos medidas de dudosa efectividad ante la incertidumbre cambiaria reinante. Mientras algunos asesores proponen un explosivo canje de Lebac por bonos en pesos a largo plazo, la propia corrida prepara su dolorosa solución, desvalorizar las Lebac por la vía de una fuerte devaluación.

@AndresAsiain