Cuba se convertirá desde la próxima semana en la nueva sede de las negociaciones entre el Gobierno colombiano y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). El anuncio llegó ayer a un año y medio del final del proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana, que culminó con la firma de un acuerdo que permitió la desmovilización y desarme de ese grupo.

“Luego de examinar conjuntamente las opciones para reanudar los diálogos lo más pronto posible, hemos decidido continuar el quinto ciclo en la ciudad de La Habana (Cuba) a partir de la próxima semana”, indicaron ayer tanto el Gobierno y el ELN en un comunicado en conjunto. 

Las partes agregaron que el diálogo continuará en el punto que se estaba tratando en Quito antes de la suspensión temporal, referente a un segundo cese del fuego, después de una tregua bilateral que se cumplió por tres meses, entre octubre de 2017 y enero pasado.

Ecuador había acogido las negociaciones de Bogotá con el ELN, reconocido como último grupo rebelde de Colombia, con unos 1.500 combatientes, desde febrero de 2017. Pero el 18 de abril de este año el mandatario ecuatoriano, Lenín Moreno, anunció que su país dejaba de acoger las conversaciones tras inusitados ataques y secuestros realizados por disidentes de las FARC en su territorio. De esta manera, las conversaciones se suspendieron oficialmente el 20 de abril.

En el marco de esa ola de violencia un equipo periodístico del diario El Comercio de Quito fue secuestrado y asesinado en cautiverio. Además, una pareja ecuatoriana permanece retenida por los disidentes, que se adjudicaron el asesinato de los comunicadores. 

“Agradecemos las manifestaciones de apoyo por parte de diversas organizaciones de la sociedad y de la comunidad internacional, en especial a los gobiernos que han ofrecido albergar la Mesa de Diálogos, apoyo que valoramos y que tendremos en cuenta en el futuro inmediato”, concluyó el comunicado. 

La Habana fue la sede durante cuatro años de los diálogos con las FARC, que finalizaron en 2016 con la firma de un histórico acuerdo que desarmó y transformó en partido político a la ex guerrilla comunista. En aquella oportunidad, tanto el gobierno colombiano como las FARC destacaron las garantías de privacidad que ofrece la isla.