Como parte de un devenir cultural y popular que no cesa, el Centro Cultural Caras y Caretas (sede Venezuela 330), abre otra vez sus puertas al pueblo. En este caso, con el fin de exponer al público “El humor alarga la mirada de la inteligencia”, una muestra de pinturas sobre Eva Perón, producida por la artista plástica Marina Olmi. “En casa se militaba mucho y yo, con 13, 14 años, participaba de esas reuniones. Los sábados a la tarde nos juntábamos especialmente para leer `La razón de mi vida` y cuando vi esa frase, la reescribí en una cartulina y la puse en mi cuarto”, evoca Olmi, acerca del por qué del título de la muestra, cuya inauguración será este martes 8 de mayo a las 19 horas. “La idea se originó hace unos siete años, cuando el Museo Evita me propuso hacer una muestra sobre ella… nunca la había pintado, así que el desafío me entusiasmó un montón, sobre todo por el personaje ¿no? Siempre me identifiqué con Evita, con su lucha por los otros, con su amor y con su audacia”, destaca la artista, que retornó al país hace seis años, luego de haber pasado buena parte de su vida en el exterior.
La muestra reproduce la figura de la jefa espiritual de la Nación en varias secuencias imaginarias (o no). Hay una Eva hermosa y sonriente, cocinando pastas, ataviada con un delantal a usanza de los cuarenta (“Domingo, ñoquis para todos”, se llama). Otra muy sexy, con un enterito calce profundo a rayitas rojas y blancas, con un aro en derredor, cuyo nombre es “El aro de la abundancia”. Hay una Eva virginalmente desnuda, en un jardín florido, rodeada por ocho ángeles alados. “Me puse a dibujarla conectando con mi regreso… pensando en lo que había dejado al irme, mi adolescencia, el ser mujer, mi propia lucha en la vida, el dolor, las muertes, la fuerza en contraposición, los hijos, los ríos, y de esa búsqueda nacieron mis Evitas”, cuenta la hermana del actor Boy Olmi. “Me salieron Evas vivas, jóvenes y alegres, sin enojo ni dolor. Creo que lo mejor fue que pude transformar el dolor en amor, la oscuridad en luz, y la tristeza en alegría”, resume la multifacética artista (además de pintar, canta, actúa, saca fotos y diseña muebles) nacida en San Telmo.
La conexión de sus dibujos con el exilio tiene que ver, precisamente, con el largo viaje por las afueras del país que la artista inició a los 19 años. “Emigré muy joven y tuve que luchar mucho en mi vida… sufrí mucho afuera, pero mi instinto de supervivencia me hizo aprender a negar”, refrenda ella, cuyas “segundas patrias” fueron España, Italia, y México. De todo ese periplo (además de tener tres hijos) aprendió que en el arte y el humor estaba la clave del buen vivir. El antídoto contra los males del mundo. Y vio en la figura de Eva Duarte, un ejemplo concreto de ello. “Para mí, Evita representa a todas las mujeres y fue con ella de la mano que volví. En concreto, pasé nueve meses creando estas imágenes, boceteando e imaginando… fue la parte mas difícil la de definir qué contar y cómo expresarlo”, se sincera Olmi, cuya opción definitiva, en este caso, recayó sobre el hiperrealismo. “Finalmente opté por esta estética… trabajé mucho tiempo con la cara y la expresión de Evita que quería lograr”.
–A veces las palabras on alcanzan para explicarlo, pero ¿cómo era esa Evita “imaginada” o soñada, tal vez?
–Una Evita nunca vista en los archivos históricos. Una Evita que vuelve habiendo comprendido su destino y su misión, por eso su risa, por eso sus guiños, y por eso su mirada. Busqué fotos y reconstruí como un rompecabezas. Además, releí su historia, elegí momentos que me parecieron claves, y me inspiré libremente en representar esos momentos, sin ninguna obviedad literal.
El cuadro “Socorro”, por ejemplo, representa el momento en que ella recibe las cartas del Perón que está encarcelado en la isla Martín García. Es cuando él le dice que esté tranquila y le promete casamiento.
La técnica utilizada por la artista fue acrílico y óleo sobre lienzo. “Llegué al país con los cuadros a medio hacer, y los terminé de pintar en el suelo, levantándome a las seis de la mañana y pintando durante todo el día. Otro de los cuadros que traje retrataba a Evita y Cristina juntas, remando con un bote en el Río de la Plata. Se llama ‘Amigas remando’ y, claro, se lo regalé a Cristina. Fui a la Casa Rosada con una carta…. es otra historia muy hermosa, también”, continúa Olmi, que cuenta con otras destacadas obras a la fecha. Entre ellas, las oníricas Cine para sordos y Agua, o El camino a uno mismo, trabajo en acrílico y tinta sobre lienzo, basado en sus visitas a las catedrales de Chartres y Normandía. Además de lo estrictamente pictórico, la artista también desarrolla actividades paralelas. “En vez de buscar lo que necesito afuera, resolví dar a esperar, y así nacieron mis talleres de música. Descubrí que es un alivio no sentirse responsable de lo que no está en nuestras manos resolver, como los vientos. Trabajo con personas de todas las edades, con chicos con síndrome de Down y con personas mayores. En fin, creo que así estoy luchando por un mundo más justo, sonrío de corazón, amo la vida y sufro como cualquiera”
–Quedó medio inconcluso por qué le puso a la muestra El humor alarga la mirada de la inteligencia...
–Porque se debe luchar en la vida por lo que creemos y queremos, y con alegría. Hoy más que nunca es casi una obligación hacernos cargo.