PáginaI12 En Brasil
Desde Brasilia
Luiz Inácio Lula da Silva auguró un feliz 2017 sin Michel Temer en la presidencia para la que no fue votado, ni lo sería si se convocara a elecciones. “Vamos a tener que pensar en un presidente electo por el pueblo, en anticipar las elecciones, la solución viene con más democracia” y para ello será necesaria una reforma constitucional que autorice el llamado a las urnas.
Según sondeos de consultoras privadas Lula se afianzó como el político con más intenciones de voto, con entre el 24 y 26 %, distanciándose de la ambientalista Marina Silva, que aparece segunda.
Y es posible que conforme se agrave la recesión y las evidencias de la corrupción de Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) la popularidad de Lula siga en alza.
El video del expresidente fue subido a las redes sociales prácticamente a la misma hora que Temer coordinaba una reunión de emergencia con su ministro de Hacienda Henrique Meirelles, que debió suspender su estancia en Nueva York.
Sucede que el gobierno surgido por fuera de la democracia tampoco demostró eficacia en la reanimación de la economía, como prometió Temer a las entidades empresariales cuando les presentó su programa bajo el nombre “Un puente hacia el futuro”.
Los números del año que se va, y después de siete meses de gestión temerista, son calamitosos: 3,5 % de recesión, 12 millones de desocupados, caída del 5 % de las ventas navideñas y colapso de las administraciones provinciales, con Río de Janeiro en estado terminal.
Monica de Bolle, economista ligada al tanque de ideas Milenio que abasteció a los agitadores del golpe contra Dilma Rousseff, admitió ayer que en 2017 el Producto Bruto volverá a caer contradiciendo al Ministerio de Hacienda que proyecta un avance del 1 %.
El Banco Santander, que es menos lulista que la señora Bolle, estimó que la desocupación seguirá creciendo en los próximos meses cuando afectará a 13 millones de trabajadores.
Atento al hundimiento económico Lula, de saco gris y expresión distendida, dedicó el grueso de su intervención a proponer una salida del pozo.
“Brasil depende mucho, pero mucho de su mercado interno, es necesario prestar dinero al pueblo, el país tiene que volver a discutir desarrollo y crecimiento, y el Estado tiene que ser el inductor”, planteó el líder del PT.
La torta de Temer
El año se cierra con la crisis agravada y el presidente ninguneado hasta por sus (¿antiguos?) aliados como Fernando Henrique Cardoso, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, quien comparó al “puente hacia el futuro” de Temer con una “tinguela”, es decir una pasarela de palo que puede venirse abajo con el primer soplo de viento. Y luego sugirió, en una infrecuente coincidencia con Lula, que se convoque a elecciones, propuesta que también formuló el ultraderechista senador Ronaldo Caiado, del Partido Demócratas.
Solemne y rebuscado en su forma de hablar, Temer ve como lo abandonan sus socios del PSDB y Demócratas, y su figura, que nunca fue popular, suele tornarse motivo de risa.
Los memes dedicados al gobernante estuvieron al tope de las mediciones en Internet el miércoles luego de que se supo que había encargado la compra de 1,5 tonelada de torta de chocolate para ser servidas en sus viajes de avión.
En el mismo llamado a licitación por 540 mil dólares sólo para los viajes oficiales se incluían otras exqusiteces como 500 potes del carísimo helado importado Haagen-Dazs. La noticia se conoció días después de que dijera que como “regalo navideño” la jornada laboral subirá a 12 horas diarias y se reglamentará la tercerización.
Ajuste contrarreloj
A Temer le corresponde aplicar un modelo similar a los impulsados por los expresidentes neoliberales Fernando Collor de Mello (1990-1992) y Fernando Henrique Cardoso (1995-2003).
La enmienda constitucional PEC 55, aprobada este mes, que congela por 20 años los recursos destinados a salud y educación es, de algún modo, la prolongación de la Ley de Responsabilidad Fiscal pergeñada por Cardoso, para garantizar que el Estado priorice el pago de intereses de la deuda a la construcción de escuelas.
Y el desguace al que es sometida Petrobras sumado a la entrega de campos petroleros a compañías multinacionales actualiza la utopía regresiva de Cardoso, que en su segundo mandato propuso que la empresa estatal cambie su marca por la de Petrobrax, con una “x” que la haría más atractiva a los inversores extranjeros. Para muchos, incluso Dilma Rousseff, la “x” de Petrobrax era un paso hacia la privatización.
Volvamos a Temer: si bien su proyecto es una copia más o menos actualizada del que gestionaron Collor y Cardoso, su falta de legimidad electoral limita su autoridad, y es por eso que no logra disciplinar ni a sus correligionarios del PMDB.
El caso modelo es Río de Janeiro cuyo gobernador, el pemedebista Fernando Pezao, declaró el “estado de calamidad económica” antes de hacerle saber a Temer que será difícil poner en práctica el ajuste ordenado por Brasilia.
En la provincia más brasileña, que es Río donde se mezclan rasgos de un país pleno de diversidades, no hay fecha para el pago del aguinaldo de los empleados públicos, volvieron los saqueos en la playa, los “arrastoes” de los muchachos que bajan de las favelas, y al Cristo Redentor se la cae la pintura y corta la luz por falta de mantenimiento.
Como su función es desinformar la cadena Globo no televisará los posibles “arrastoes” del sábado cuando más de un millón de personas se volcarán a la playa para recibir el Año Nuevo que tendrá 4 minutos menos de fuegos artificiales por falta de presupuesto. También habrá menos policías en las comisarías porque el Sinpol (gremio de la policía de investigaciones) votó el martes un paro de brazos caídos y ayer la Asociación de Policías Militarizados, a los que les corresponde patrullar Copacabana e Ipanema, recomendó suspender los festejos ante el riesgo de que la situación se salga de madre.