El 3 de enero de 2006, el entonces presidente Néstor Kirchner canceló en un solo pago la deuda que la Argentina mantenía con el Fondo Monetario Internacional por más de 9800 millones de dólares. Las divisas giradas directo desde las Reservas del Banco Central permitieron, además del ahorro de intereses, cerrarle la puerta a “las intromisiones y exigencias” que imponía la entidad financiera en la economía interna.
Además de la señal política, la cancelación de la deuda le permitió al país un ahorro de 842 millones de dólares en intereses. La divisas salieron directo desde el Banco Central, que vio descender sus reservas de 28.045 a 18.575 millones de dólares, en una paridad de 3 a 1.