La fábula que narra Lorena Méndez en La loba (2018), su primer libro, ha terminado por parecerse bastante a la historia de la obra misma. Este "libro álbum" que se presenta el viernes próximo a las 19 en la Biblioteca Estrada (Servando Bayo 799), y que viene de presentarse en la Feria del Libro de Buenos Aires, es el resultado de un camino de autoedición, tan independiente y decidido (y, a veces, solitario) como la protagonista cuyo pelaje se dibuja en la tapa.
"Me gusta contar historias con el dibujo y con los textos", se presenta Lorena Méndez. Esta ilustradora profesional nació en Viale (provincia de Entre Ríos) y vive en Rosario, donde estudió Bellas Artes en la UNR y animación de dibujos en el CAR, sumando diversidad a su formación en Artes Visuales en Paraná.
La loba es el relato en imágenes y textos de una alegoría existencial. Está narrada en tercera persona pero se reconoce en sus brevísimos epígrafes la mordedura de la experiencia. Tanto la palabra como la imagen se adelgazan al mínimo imprescindible para sugerir las peripecias del personaje. Este minimalismo abre el sentido. Ni los textos son epígrafes ni los dibujos son ilustraciones. Funciona todo junto, con la ayuda de generosos blancos en la página que iconizan los espacios de silencio que surca la protagonista. El lenguaje plástico de Méndez, en esta su obra más personal, se acerca a lo abstracto del pictograma, casi a la lógica visual de la letra. El color se reduce a negro, blanco, grises y algún rojo para la sangre y las flores.
La inocencia y la experiencia, la ferocidad y la ternura se alternan al correr de las páginas siguiendo a esta loba nómade, en un cuento para grandes con forma de cuento para chicos y en cuya heroína puede reconocerse cada una de las mujeres que corren con los lobos.
Algunos originales del libro se expondrán a partir del 18 de este mes como parte de la muestra colectiva "'68‑'18, dibujo moderno y contemporáneo" en el Museo Estevez (San Lorenzo y Buenos Aires).