Boca empató 2-2 ante Gimnasia y se consagró como el primer campeón de la Superliga Argentina de Fútbol, al conseguir anoche en el Bosque platense el punto que necesitaba. La obtención del título se demoró más de lo previsto, porque la ventaja que el Xeneize había sacado en el primer tramo del torneo se fue diluyendo en la misma medida que la estructura del equipo se debilitaba por las lesiones de jugadores clave como Darío Benedetto y Fernando Gago. Sin embargo, Boca acumuló números que muestran la solidez de un campeón: sumó hasta ayer 57 puntos, sobre 78 posibles –aun le resta enfrentar a Huracán por la última fecha–; ganó 18 partidos, perdió 5 y empató 3; convirtió 47 goles (el más goleador) y le señalaron 19 (apenas uno más que los que recibieron Independiente, San Lorenzo y Talleres, los menos goleados).
El partido de anoche en La Plata le costó mucho al conjunto de Guillermo Barros Schelotto. Bastante más de lo que preveía la cátedra futbolística, que sopesaba la floja actualidad del Lobo, que ayer lució muy mejorado respecto de la versión que lo llevó a siete derrotas consecutivas bajo la batuta de Facundo Sava. Gimnasia salió a jugar con intensidad, a puro vértigo, mostrando su ambición de llegar con peligro al área contraria.
Boca resistió esos embates iniciales con paciencia. Y en la primera salida clara empezó a asegurarse el campeonato. Combinaron por derecha Nández y Pavón, pero la pared no prosperó. Entonces el uruguayo dominó la pelota, levantó la cabeza y mandó el centro al segundo palo. Abila la bajó y la dejó en los pies de Pablo Pérez, quien se acomodó en soledad y sacó el derechazo dejando sin defensa a Martín Arias.
Nada mejor podía pasarle a Boca en el arranque. Se tranquilizó el Xeneize, aunque más que serenarse pareció tomarse un somnífero, porque perdió la mitad de la cancha (¡cuánto se debilita el equipo cuando Barrios no está en la cancha!), y Gimnasia empezó a arrearlo. Es cierto, con más voluntad que fútbol. Pero Rossi trabajaba más que el uno local. En ese pasaje del encuentro, Gimnasia tuvo la igualdad después de la buena habilitación de Colazo hacia Dibble, quien le ganó las espaldas a Jara, pero definió desviado. Fue un aviso, porque el Lobo siguió yendo, con centros, con jugadas de pelota parada, con los pocos recursos ofensivos que mostró en esta floja campaña en la Superliga. Pero le alcanzaron para llegar al 1-1. Lo convirtió Colazo, conectando un remate cruzado de izquierda a derecha que era un tiro al arco pero se transformó en un centro que no pudieron rechazar los defensores y que quedó lejos de Rossi como para que el arquero intentara una reacción.
Creció Gimnasia, tanto que hasta el final de la primera etapa hizo retroceder a Boca. Y estuvo a punto de irse al descanso en ventaja, pero Rossi le tapó con esfuerzo a Colazo un lindo remate desde afuera del área. También estuvo cerca con otro remate de Rinaudo que se desvió en Faravelli y pasó al lado del palo izquierdo de Rossi.
No hizo cambios Guillermo en el entretiempo, pero Boca salió con otro ánimo a disputar el complemento. Se adelantó unos metros en el campo y empezó a pelear cada pelota dividida. Así emparejó el ímpetu del local y comenzó a encontrar circuitos de juego en ataque. A los 53 minutos combinaron Tevez, Abila y Nández. El uruguayo mandó el centro al corazón del área y encontró a Mas, quien le dio mordido de derecha y posibilitó la atajada de Martín Arias. Esta búsqueda tuvo rápida recompensa, porque falló Coronel, que venía apareado por Abila, y le regaló la posición y la pelota a Wanchope, quien puso el 2-1 fusilando al arquero tripero. Bailando con Tevez y Pavón, Abila festejó otro gol decisivo en los tramos más comprometidos que el torneo le presentó a Boca.
Así como se puso al frente en el marcador, el conjunto de Guillermo se adueñó del trámite, con un Pablo Pérez transformado en el solitario generador de fútbol. Superado, Gimnasia no se rindió, y en un remate de larga distancia de Alemán llegó al empate, porque la pelota se desvió en Magallán y descolocó a Rossi. Con el empate, el Lobo se convirtió en una tromba.
Sin jugar, con el simple recurso de empujar y tirar pelotazos contra el área de Rossi, puso en aprietos al Xeneize y le dio dramatismo al tramo final del partido y a la definición del campeonato. Pero Boca resistió y consiguió el punto que le permitió coronar en la Superliga y, de yapa, festejar el bicampeonato que no lograba desde la temporada 2005-2006 con Alfio Basile como DT.