Desde Santa Fe.

Marcos Feruglio, 25 años, fue el último en llegar a la audiencia de ayer en Tribunales. Uno de los cinco policías de su custodia le descubrió la cabeza, lo sentó en el último sillón de la defensa y le sacó las esposas. Afuera, en la calle, en una marcha que reclamaba su condena perpetua y justicia ante la violencia machista, estaba su ex pareja, Romina Dusso, de 20, con el brazo vendado. El juez Jorge Pegassano le pidió que escuchara con atención el debate. El le hizo caso, se mostró atento y hasta impasible ante el relato del horror de la fiscal Cristina Ferraro, quien le atribuyó el exterminio de la mitad de la familia de Romina: el papá, Gustavo Dusso (45); la mamá, Claudia Oliva (45), la hermanita menor, Camila Dusso (15) y el compañero de Claudia, Nicolás Strubbia (32). Y exhibió las pruebas del plan: el teléfono celular de Feruglio, donde éste guardaba fotos de los cuerpos de Claudia y Nicolás después de acuchillarlos en su casa de Sauce Viejo, entre la una y las tres de la madrugada del 24 de diciembre y la tarjeta de acceso a un edificio del microcentro de Santa Fe, donde subió hasta el octavo piso, esperó hasta las 6 que Gustavo saliera del departamento y lo ejecutó en la puerta de 18 puñaladas y luego hizo lo mismo con Camila, quien recibió 15 puntazos cuando se interpuso entre Feruglio y su hermana. Romina y la pareja de Gustavo, María Noelia Huss, sufrieron el quinto y el sexto ataque, que la fiscal calificó como "tentativas de femicidios", pero sobrevivieron. Apenas terminó la audiencia, la hermana de una de las sobrevivientes gritó su dolor: "¡Asesino! ¿Cuando va a haber justicia acá?". Una conmoción en la sala, ante el juez, fiscales y defensores, que tampoco alteró al destinatario.

Feruglio cayó el mismo 24 de diciembre, no muy lejos del edificio de 25 de Mayo al 1600, donde vivían los Dusso. Y con las pruebas de los crímenes en su bolsillo, que la fiscal Ferraro exhibió ayer: el celular y la tarjeta abre puertas. Al día siguiente, el Ministerio Público le imputó los asesinatos de Gustavo y Camila, padre y hermana de Romina, como "femicidios vinculados" a su ex compañera, con la que tiene tres hijos (un nene de 4 años y las mellizas de un año). Y ayer, amplió la acusación por el asesinato de la madre, Claudia Oliva y su pareja, Nicolás Strubia, con las fotos del teléfono, entre otras evidencias.

 

Eduardo Seval
Romina, con el brazo vendado, participó de la marcha.

 

El fiscal Jorge Nessier solicitó la prisión preventiva del imputado por el "riesgo procesal" que significaba dejarlo libre y la pena en expectativa que es "prisión perpetua". El juez Jorge Pegassano la ordenó.

La fiscal Ferraro ensayó una cronología del horror. Ya el viernes 23, Romina había denunciado a su ex pareja por violencia de género, en un hecho que ahora puso bajo la lupa al fiscal Andrés Marchi. Ayer, uno de los carteles que se levantaron en la puerta de Tribunales pedía su "destitución".

Romina se refugió en la casa de su padre, en el departamento de Santa Fe, con sus tres hijitos. En la madrugada del sábado 24, Feruglio salió a buscarla. Entre la una y las tres -según el relato de la fiscal- asesinó a Claudia Oliva, la madre de Romina, y a su pareja, Nicolás Strubbia. Sacó las fotos con el celular. Y se llevó la camioneta de Strubbia, una Ford Ranger.

Con la tarjeta de ingreso al edificio de 25 de Mayo al 1600 -que Romina creía extraviada pero estaba en poder de Feruglio-, entró al edificio y subió al octavo piso, donde viven los Dusso. En ese departamento dormían diez personas: Romina con sus tres niños; su padre, la pareja de su padre, los hijos de ambos, su hermana Camila y una compañera de ella que se había quedado a dormir porque a la mañana siguiente irían al centro.

Ferraro dijo que Gustavo salió a las seis de la mañana para ir a trabajar a Monte Vera. Feruglio lo esperaba en la puerta, donde lo ejecutó de 18 puñaladas, varias de ellas mortales. A los golpes, siguieron los llantos. Feruglio ingresó al departamento, Camila se interpuso entre él y su hermana y recibió 15 puntazos. Los gritos se escuchaban ya en todo el edificio. Feruglio atacó a Romina, pero ahora se interpuso la voz de su hijo: "¡No mates a mi mamá!". La esposa de Gustavo intentó defenderse, y recibió heridas. Y cuando Feruglio le apuntó con el puñal a la compañera de Camila que estaba de visita, ella suplicó:

-Yo no te hice nada.

-Si, vos no me hiciste nada -le contestó.

Feruglio subió al noveno piso, donde una vecina le preguntó qué pasaba abajo: "Hay dos personas muertas. Ya viene la policía, yo le abro la puerta", fue su respuesta. La mujer lo describió como un joven de remera blanca machada de sangre, pero al que notó tranquilo. "El muchacho subió al ascensor y bajó". El fiscal Nessier dijo que las cámaras del edificio registraron el ingreso y la salida de Feruglio, con las horas exactas y que el reguero rojo coincide con los relatos.

"Nos llamó la atención el salvajismo y lo cruento del hecho, sin duda uno de los más graves cometidos este año en Santa Fe", dijo la fiscal Ferraro a Rosario/12.