Después de meses de bloqueo político, el líder independentista Carles Puigdemont desistió ayer de ser escogido presidente de Cataluña y postuló a un diputado novel en política como posible presidente del gobierno Catalán.
“Nuestro grupo propone al compañero diputado Quim Torra a la presidencia de la Generalitat (el gobierno catalán)”, anunció Puigdemont desde Alemania en un video publicado en su cuenta de Youtube.
Desconocido para gran parte de la sociedad catalana, Joaquim Torra Pla, editor de 55 años y casi sin experiencia política, no tiene causas judiciales abiertas como los anteriores candidatos, por lo que podría ser investido la próxima semana en el Parlamento catalán, controlado por los independentistas.
Nativo de la villa costera de Blanes, al norte de Barcelona, se convirtió en un referente del activismo independentista, llegando incluso a presidir brevemente la influyente entidad separatista Omnium Cultural antes de unirse a la candidatura de Puigdemont, del partido Junts per Catalunya (JuntsxCat), para las elecciones de diciembre del año pasado.
Sin vinculación directa con ningún partido político, el principal aval del candidato es su independentismo sin matices: “Soy abogado, editor y he trabajado toda mi vida por la libertad de mi país”, lanzaba en un anuncio electoral de JuntsxCat.
El jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, se mostró ayer dispuesto a dialogar con el nuevo Ejecutivo que podría formarse la semana que viene en Cataluña tras meses de cortocircuito entre Barcelona y Madrid por el plan independentista en la región. “Lo que Cataluña necesita ahora es un Gobierno. Necesita recuperar la normalidad institucional, económica y social”, dijo el mandatario conservador en una entrevista con la cadena Antena 3. “A partir de ahí podemos iniciar un proceso de diálogo, y yo estoy dispuesto a hablar con ese Gobierno sin más límite que lo establecido en la ley”, añadió Rajoy, que calificó como emergencia nacional la necesidad de volver a formar gobierno en Cataluña.
A pesar de estar en Alemania pendiente de un proceso de extradición a España, que lo reclama por rebelión y otros delitos, Puigdemont no había renunciado, hasta ahora, a recuperar el cargo del que fue cesado a finales de octubre por el gobierno español de Mariano Rajoy en respuesta al intento fallido de secesión.
La semana pasada, su grupo parlamentario, JuntsxCat, el más numeroso de la bancada independentista, consiguió aprobar una reforma legal para permitir una presidencia a distancia y lo propuso como candidato a la investidura.
Pero el miércoles la reforma fue recurrida por el gobierno español ante el Tribunal Constitucional, que la suspendió cautelarmente, cosa que sumó presión a Puigdemont para ceder el cargo y evitar así unas nuevas elecciones que deben convocarse, si no hay presidente, antes del 22 de mayo.
“El plazo para formar gobierno antes de convocar elecciones llega a su fin”, recordó Puigdemont en su discurso. “Ya ha quedado claro ante el mundo la intolerancia y la falta de respeto por las decisiones de los ciudadanos de Cataluña del gobierno del Estado”, añadió.
Desde las elecciones de diciembre, las formaciones independentistas disponen de mayoría absoluta en el Parlamento regional, pero no habían podido formar gobierno por los obstáculos judiciales de sus candidatos. El Tribunal Constitucional impidió que Puigdemont fuera investido a distancia, y sus dos sucesores, el activista Jordi Sánchez y el exportavoz de su gobierno Jordi Turull, están encarcelados y no recibieron permiso del juez para acudir al Parlamento.
Junto a ellos, otros siete líderes independentistas se encuentran en prisión preventiva por dictado del juez del Tribunal Supremo que los procesó por rebelión, delito penado con hasta 30 años de cárcel, por su implicación en el proceso de secesión que desembocó en la declaración de independencia del 27 de octubre.
La oposición en Cataluña y el gobierno central acusan a los independentistas de haber dedicado los últimos meses a escoger deliberadamente a candidatos con problemas legales para hacerse las víctimas y de ser responsables de prolongar la intervención de Madrid sobre la autonomía regional, decretada para abortar la proclamación de la República Catalana. “Ni el Estado, ni el gobierno, ni los jueces, ni esta cámara tienen la culpa de que ustedes sean incapaces de formar un gobierno”, reprochó Rajoy a un senador independentista durante un debate en la cámara alta española.
El presidente del Parlamento regional, el independentista Roger Torrent, anunció que el viernes empezará una ronda de contactos con los diferentes partidos antes de convocar la investidura de Quim Torra. Su elección no debería deparar problemas: en principio dispone de 66 votos favorables (de su formación JuntsxCat y del otro gran partido separatista Esquerra Republicana de Catalunya) frente a 65 contrarios y cuatro abstenciones de la facción más radical del independentismo.