El Tribunal Oral en lo Criminal 17 condenó ayer a 14 años y medio de prisión a Claudio Cañelas García y a 14 años a Facundo Avila Pérez, acusados de haber arrojado de un puente a Nieves María Lizarazu Cabrera, a quien dejaron cuadripléjica, durante un robo en el barrio porteño de Liniers. El fallo coincide, en gran medida, con el pedido de condena de 15 años que realizó el fiscal general Oscar Ciruzzi en la etapa de alegatos.
El 2 de diciembre de 2016, Nieves volvía de trabajar de un taller de costura en Ciudadela y atravesaba como todos los días el puente de la calle Humaitá cuando dos hombres la persiguieron y, durante un forcejeo, la arrojaron del puente de siete metros de altura. Dos testigos que se encontraban a un lado y otro de la General Paz vendiendo sandwiches declararon que luego de la caída Cañelas García (34) y Avila Pérez (40) bajaron hasta donde se encontraba Lizarazu Cabrera (23) para revisarle los bolsillos y robarle el celular. Cuando intentaban huir, fueron perseguidos por uno de los testigos y detenidos al llegar a la calle Ramón Falcón. “Llamá al SAME”, gritó uno de los acusados mientras se iba. El testigo contó que esta situación le causó tanta “indignación” que por ello los persiguió. Al momento de ser detenido, uno de los condenados tiró al piso el celular de Lizarazu Cabrera.
Lizarazu Cabrera llegó hace seis años desde Bolivia buscando mejorar su situación laboral y dejó a su hijo al cuidado de sus abuelos. Luego del episodio, fue trasladada al Hospital Santojanni donde permaneció tres meses en terapia intensiva por fractura de las vértebras C5 y C6 de la columna cervical, del fémur y el codo. Actualmente no puede mover piernas ni dedos y tiene sus funciones pulmonares afectadas.
Ayer a la mañana, antes de conocer el veredicto, los acusados tuvieron la posibilidad de expresar sus últimas palabras. Ambos se declararon inocentes y los jueces decidieron pasar a un cuarto intermedio hasta el mediodía, cuando dieron a conocer el veredicto condenatorio y la sentencia. Cañelas García y Ávila Pérez declararon durante la investigación que Lizarazu Cabrera había intentado suicidarse y que ellos la fueron a socorrer cuando la vieron tirada en el piso. “Voy a ratificar mi inocencia en este incidente, en todo momento traté de asistir a la víctima, al ver lo que estaba ocurriendo intenté asistirla como lo hice toda mi vida en todo ámbito, en lo social y en lo humano. Estuve en el lugar equivocado en el momento equivocado, eso está clarísimo”, manifestó Ávila Pérez.
Además, hizo hincapié en que actualmente es “coordinador de Inclusión Universitaria” en el penal en el que está alojado, donde está “cursando una carrera universitaria” y se incorporó “a un centro de recuperación de drogadicción, que tiene un régimen bastante estricto”. Cañelas García también se declaró inocente.
En la etapa de alegatos el fiscal general Oscar Ciruzzi pidió una condena de 15 años para Cañelas García y Facundo Martín Avila Pérez, como responsables de “robo simple y homicidio criminis causae, ambos en grado de tentativa”. Ciruzzi sostuvo que si bien los dos imputados se declararon inocentes, las pruebas que hay en el expediente confirman su participación en el hecho. Según explicó Ciruzzi, dos testigos declararon ante los jueces Pablo Vega, Juan Facundo Giudice Bravo y Alejandro Nocetti Achaval que vieron cómo “la joven cruzó asustada, cómo ambos imputados forcejearon con ella y la dejaron casi encerrada en la baranda desde donde cayó y cómo, acto seguido, fueron hacia la víctima y le sacaron su teléfono celular”. En su alegato, Ciruzzi explicó que durante la instrucción a cargo del fiscal Carlos Velarde se recogieron testimonios de policías y otras personas que pasaban por el lugar del hecho. Remarcó, además, que Cañelas García y Avila Pérez cambiaron de remeras mientras los perseguían.