Durante su set en la previa de Radiohead en Tecnópolis, Flying Lotus, actual rey del afrofuturismo, invocó en varias ocasiones a uno de sus compañeros de armas en el arte de la experimentación con acento groovero: Thundercat. Ya fuera por su participación en el disco Cosmogramma (2010), donde aportó su bajo de seis cuerdas rebelde y espacial, o rescatando Friends Zone, track del más reciente trabajo solista del artista que se inspiró para su álter ego en el dibujito animado.
Justamente esa producción, Drunk, considerado uno de los mejores álbumes de 2017, lo trae por primera vez a Buenos Aires con la chapa de figura revolucionaria de la música negra de este siglo. Pero lo más curioso es que ese camino fue involuntario: Stephen Lee Bruner, el nombre detrás de semejante bólido de jazz, funk, soul, pop y blues sideral, consolidó una obra unipersonal después de poner su instrumento al servicio de figuras como Snoop Dogg, Kamasi Washington o Kendrick Lamar en sus tres últimos lanzamientos, incluido el destacado To Pimp a Butterfly (2015).
Aunque fue Eryhah Badu, en tiempos de su celebrado New Amerykah (2008), quien incitó a este otrora integrante de Suicidal Tendences a llevar adelante una cosmogonía tan divertida como delirante en la que, respaldado por su alias, caben zombis, samurais y geeks vestidos de apache, de la misma forma que canciones hiperkinéticas, contoneos astrales y falsetes místicos.
Bruner reconoce entre sus principales influencias a Stanley Clarke, George Duke y los raperos Public Enemy, quienes curiosamente fueron su puente hacia el jazz, al igual que a las películas de Spike Lee. Pero la música está desde antes: Thundercat proviene de una familia de músicos a la que define con la etiqueta de “cristianos hippies”. Su padre tocó la batería para The Temptations, Diana Ross y Gladys Knight; su madre era una flautista y percusionista de música clásica devenida en intérprete de iglesia; y su hermano, Ronald Bruner Jr., también fue parte de la ya mentada banda californiana de hardcore punk y thrash metal, y tocó la bata para Raphael Saadiq, Chaka Khan y Stevie Wonder, entre otros.
Luego de lanzar los álbumes The Golden Age of Apocalypse (2011) y Apocalypse (2013), así como el EP The Beyond / Where the Giants Roam (todos editados mediante el sello Brainfeeder, creado por Flying Lotus), este bajista, compositor y cantante de 33 años originario de Los Angeles presentó Drunk. Ilustrado por una tapa en la que la mitad de su cara aparece sumergida en la pileta de Flying Lotus, este trabajo cuenta con colaboraciones de Pharrell Williams, Wiz Khalifa y Kendrick Lamar, y ya posee un disco de remixes, Drank.
“Kendrick es un maestro en el estudio”, aseguró poco después de la aparición del álbum, que tiene al rapero Sounwave entre sus productores. “Traté de decirle lo que quería, pero él está demasiado avanzado para darle cualquier dirección. Simplemente le toqué la música y él hizo lo que sentía”, explica. Aunque la colaboración más valiosa fue la de los legendarios Michael McDonald y Kenny Loggins, iconos del soft rock y del blue eyed soul, en el corte Show You the Way, a los que les retribuyó con esta invitación el haberle enseñado a mantener la honestidad en la música.
* Hoy, viernes 11/5, a las 21 en el Teatro Vorterix, Avenida Federico Lacroze 3455.