Casi dos décadas atrás, Elisa Carrió fue una de las abanderadas contra las imposiciones del Fondo Monetario Internacional a la económica argentina. El 1 de abril de 2002, la diputada de lo que entonces era el ARI presentó un proyecto de declaración para repudiar la visita del enviado del organismo internacional, el indio Anoop Singh, en pleno descalabro socio-económico. La iniciativa fue acompañada por otros dos diputados, Alfredo Bravo y José Vitar.
En aquel texto, los firmantes recordaron que “la desesperación” del gobierno de Eduardo Duhalde “derivó en la omnipresencia de los organismos multilaterales de crédito en la vida nacional”, y advertía que sus recetas “no solo distan mucho de las angustias y necesidades de nuestra sociedad, sino que en general las agravan”.
Los firmantes manifestaron también su repudio al pedido de “querer abiertamente la derogación de leyes que penalizan delitos económicos”, entre ellas la ley de subversión económica, para “garantizar la impunidad de quienes robaron y saquearon el país”. La misma iniciativa comparó aquella exigencia con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida “para lograr impunidad”.
Ahora, la diputada de la Coalición Cívica, quien apoya las negociaciones de la alianza gobernante con el FMI, difundió una seguidilla de tuits en los que recordó su apoyo a las patronales del campo en 2008 y pidió que los exportadores liquiden sus divisas para engrosar las arcas del Estado. Una exhortación muy parecida a la confesión del ministro de Economía de Raúl Alfonsín, Juan Carlos Pugliese, quien en los estertores del gobierno radical se quejó de que a los empresarios “les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo”.
A su vez, no dudó en criticar a Jaime Durán Barba, a través de un tuiteo en que dijo estar “harta” del asesor ecuatoriano”.
Horas más tarde, se expresó en términos más duros: “Maten a Durán Barba, tienen mi aval”.
La mentora de la alianza gobernante, por último, comparó la presidencia de Mauricio Macri con la de Artuto Illia, que fue derrocado en junio de 1966, según ella, por haberse enfrentado a los laboratorios medicinales. Para la diputada, la corrida del dólar es tan desestabilizadora como el lobby farmacéutico de aquel entonces.