Minishort, argollas en ambas orejas, spray para mantener el volumen del pelo, remera de mangas cortas arremangadas, labios pintados de fluo, bailar saltando como una rana y atravesar la pasarela para que las fans acaricien las piernas desnudas: Wham!, el nombre de la banda, era la mejor onomatopeya para la performance de George Michael en el videoclip de “Wake Me up Before You Go Go”, clásico bailable y saltable de mitad de los 80 hoy convertido en pura sustancia camp. Lo gay brillaba en la oscuridad, aunque casi nadie pensaba en ese momento que George Michael lo era. Ni siquiera cuando, ya en su carrera solista, en el videoclip de una de sus mejores canciones, “Freedom! 90”, iniciaba la década con un mix de erotismo andrógino: mujeres con voz áspera, en Lip Sync a lo drag queen, mientras lo femenino y masculino se entreveraba a golpe de montaje. Y la voz sugestiva de Michael en ese hit ya patentaba que su amplitud vocal, del falsete al susurro pasando por el grito afinado, era del mismo tenor que la de Freddie Mercury, quién le dejaría el podio vacante al año siguiente. 

Es probable que, si esos dos videoclips ya no hubiesen alcanzado para situarlo al lado de las performances queer de Madonna, Culture Club y Queen, el incidente policial en la tetera que lo obligó a salir del closet acabara por desatar todo el boom-boom que le latía en la sangre. Con su simple “Outside” (1998), Michael fue por más, por todo: tal vez sea, dentro de la cultura pop, la apología más directa al sexo en lugares públicos. Mientras el amarillismo lo convertía en el blanco del puritanismo, el cantante británico apuntó contra la policía y su lógica de vigilancia y represión. La tapa del simple con las manos esposadas y las imágenes del videoclip de obreros teniendo sexo en un camión, perseguidos por un helicóptero policial, tal vez sea más queer que mucho de lo que se ha hecho bajo el nombre del rock & punk de protesta. La policía no lo perdonó: George Michael continuó siendo perseguido por su hábito de tener sexo casual en lugares públicos (y no tuvo problema en visibilizar su pareja abierta con Kenny Goss), y forjó una carrera donde pudo grabar más bien poco por problemas con las discográficas: formas contemporáneas de la censura y la homofobia. En un documental, Michael habló sobre la pérdida de su pareja Anselmo Feleppa a causa del sida en 1993, hecho que le llevó a dejar de componer por más de un año y medio y le generó conflictos con su contrato con Sony.

Sin duda, el universo todo le debe a George Michael un reconocimiento por ser el máximo provocador del chape desde que entonó el lento “Careless Whisper” (1984), la canción de la franela, donde todxs nos rozamos en público con caricias indiscretas que nos enseñaron el mejor camino al orgasmo. Porque si hay algo que deja como legado George Michael, es el arte del petting pop.