La corrida cambiaria sigue imparable. El dólar llegó a venderse ayer por arriba de los 24,20 pesos en las principales casas de cambio de la city porteña. El Banco Central sacrificó otros 1102 millones de dólares de las reservas internacionales para moderar el salto. El dólar minorista cerró la jornada en 23,79 pesos, con una suba diaria de 2,7 por ciento y del 7,0 en la semana. La atención del mercado esta puesta principalmente en el martes próximo. La autoridad monetaria enfrenta una prueba de fuego: tiene que convencer a inversores con 680 mil millones de pesos en Lebac de renovar esta deuda y no ir a comprar dólares. La tarea no es fácil con las expectativas de devaluación en alza. El dólar ya subió 27 por ciento desde diciembre, cuando cotizaba a 18,70 pesos, y 51 por ciento desde mayo del año pasado, cuando estaba a 15,76 pesos.
El Banco Central hasta ahora se había mostrado tranquilo cada vez que hubo un mega vencimiento de Lebac. El titular de la entidad, Federico Sturzenegger, aseguraba en conferencias de prensa que contaba con dólares suficientes en las reservas. Pero ahora las cosas no son así. Las reservas cerraron en 54.419 millones de dólares, con un caída ayer de 1903 millones. Este año ya bajaron casi 10.000 millones. La entidad difundió ayer un comunicado para anunciar por adelantado los plazos de la licitación de las Lebac del martes. Lo hizo para calmar el rumor de un canje forzado de estas letras por títulos del Tesoro.
El mercado hace varias semanas que especula con la posibilidad de una suerte de default de las Lebac y ayer hubo un desplome de los precios. Las Lebac de cortísimo plazo, es decir las que vencen el martes, se transaron en el mercado secundario con tasas de interés de hasta el 125 por ciento. En la medida que baja el precio de las letras el rendimiento que ofrecen aumenta porque son títulos con cupón cero. La volatilidad de la jornada fue notable. El chiste de las mesas de dinero fue que el peso es casi tan volátil como un Bitcoin y las Lebac tienen más riesgo de impago que los bonos soberanos de Venezuela.
El Central no sólo tuvo que salir a intervenir en la plaza cambiaria, sino que participó en el mercado secundario de Lebac para ponerle freno a la espiral de las tasas. Realizó la recompra de 30 mil millones de pesos de las Letras de muy corto plazo y de 5 mil millones de pesos de las letras a un mes. Los inversores las están rematando. Las ventas no son sólo de inversores particulares. Los fondos comunes de inversión de bancos y de instituciones financieras que se habían armado para intentar replicar el rendimiento de las Lebac empezaron a recibir la cancelación de las suscripciones de los clientes. Los fondos no tienen otra alternativa que vender los activos para poder devolver la cuota partes. El salto de las tasas de interés de las Lebac repercutió en todo el mercado. Las financieras suspendieron los descuentos de cheques a partir del mediodía, tras haber cobrado tasas altísimas por la mañana. En los bancos privados el descuento se hacía con tasas cercana al 30 por ciento hasta hace dos semanas y ahora subieron al 42.
La intervención de la autoridad monetaria en el mercado cambiario fue una de las más importantes desde el 5 de marzo, cuando empezó a vender divisas para intentar contener el tipo de cambio. Se desprendió de 1102 millones de dólares. El esfuerzo no fue suficiente para calmar el tipo de cambio mayorista, que se ubicó en 23,26 pesos, al subir 57 centavos. El peso argentino es la moneda que más se devalúa este año en la región Latinoamericana (excluyendo la venezolana). La economía local lidera en casi todos los indicadores económicos negativos: tiene la mayor inflación, la tasa de interés real más elevada y, después de Ecuador y Venezuela, el mayor riesgo país. La revista The Economist difundió un artículo que muestra la preocupación de los inversores globales por esta situación macroeconómica de la Argentina.
“Los inversionistas se asustaron por el amplio déficit fiscal y de cuenta corriente, la inflación del 25 por ciento y su creciente cantidad de deuda en moneda extranjera”, coincidieron la revista Forbes, Financial Times y The Wall Street Journal a principio de esta semana. El elevado riesgo argentino se registró también en informes de calificadoras de riesgo como Moody’s y de bancos de inversión como JP Morgan. Este último jugó un rol clave en la corrida cambiaria. Fue el primero de los inversores institucionales en rematar sus posiciones de Lebac y generó un efecto réplica en el resto de los fondos de inversión que descolocó a todo el equipo económico.