El director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, Andrés Nápoli, aseguró que la falta de gestión de la Acumar, más allá de que cuenta con un presupuesto importante, es porque no hay decisión política de controlar la actividad industrial, base de la contaminación del Riachuelo que pone en riesgo a un millón y medio de personas.
–¿Qué cosas se hicieron en estos diez años?
–Podemos enumerar la creación de la Acumar, muy criticada en cuanto a su funcionamiento pero es el organismo adecuado para desarrollar todas las acciones que se tienen que llevar adelante porque es el que tiene como misión coordinar. Tiene muchos problemas de coordinación, porque no han logrado que las tres jurisdicciones actúen de una forma coordinada. Existe toda la tarea que se llama la limpieza de los márgenes, que se ha desarrollado bastante bien, de hecho la Ciudad de Buenos Aires tiene incorporado en su licitación de residuos la limpieza por agua del Riachuelo que es fundamental porque sino en lo que es el lado de los asentamientos, las villas no hay manera de recoger la basura. Se trabajó en la apertura del Camino de Sirga. Existe a partir del fallo de la Corte información, eso es un dato relevante para poder desarrollar políticas públicas.
–¿Qué falta hacer?
–Todavía faltan llevar adelante políticas de control de la fuente de contaminación, todo lo que es el control de la actividad industrial está muy rezagado. En lo que hace a lo que tiene que ver con los residuos urbanos, de limpieza de basurales a cielo abierto también, muy inconstante la política y con poca coordinación con los municipios. Todavía no se ha desarrollado un plan en relación a la salud, la población en situación de riesgo específica todavía no ha sido identificada. Además podemos sumarle la falta de planificación y ordenamiento territorial, todo lo que tiene que ver con políticas de vivienda está muy retrasado.
–¿Por qué no se avanza?
–Hay problemas de gestión. La Acumar tiene un presupuesto importante pero no se ha asumido como autoridad de gestión y creo que después de diez años acá hay un tema de falta de decisión política. Lo que se hace muchas veces es porque la justicia o las organizaciones no gubernamentales ponen presión o quienes controlan el tema Riachuelo lo ponen en la agenda pública pero no parece haber una voluntad política consistente como para llevar adelante el tema y esto tiene consecuencias y tiene su costo económico, esto sale dinero al Estado y el dinero que se gestiona mal o se subejecuta no lo reciben otras cuencas u otros presupuestos para atender las mismas situaciones en otros lugares.
–¿Cuál es la respuesta oficial cuando se hacen estos planteos?
–No hay respuestas, simplemente una pésima gestión y lo que no hay en la Acumar es un equipo comprometido con la tarea a desarrollar. Existen equipos pero no tienen la suficiente fuerza política para desarrollar las acciones o no sienten el compromiso para ponerlo en práctica.
–¿Cuál es la situación más compleja?
–La parte social. Las personas que sufren de forma directa las consecuencias de la contaminación y que necesitan una asistencia inmediata.
–¿Cree que se va a lograr avanzar en el saneamiento del Riachuelo?
–Para que esto se solucione se va a tener que transformar en una política de Estado. Hasta que eso no se transforme en una política pública vamos a tener que seguir dependiendo de los llamados de atención, de las sanciones, los reclamos de la Corte o que se haga por fuera de las políticas públicas. Hace años que venimos pidiendo que la gestión mejore y, lejos de eso, la mala gestión tiende a profundizarse.