El director del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), Matías Barroetaveña, aseguró que lo más urgente para avanzar en el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo es “dejar de contaminar” y producir una “reconversión industrial” y una “erradicación de los basurales” que están a la vera del río.
–¿Cuál es el principal problema de la Cuenca Matanza Riachuelo?
–Que está en la misma situación o muy similar que en el año 2008 cuando la Corte Suprema de Justicia dictó su primera sentencia sobre el tema. Es un territorio particularmente complejo. Estamos hablando de 7 millones de personas, el 1 por ciento del territorio nacional que tiene complejidades muy fuertes en términos ambientales que repercuten todos los días sobre la salud de los habitantes que están a la vera del Riachuelo, tanto por los basurales como por la contaminación que provocan las industrias.
–¿Hubo algún avance en estos últimos diez años?
–Algunos. Pero lo que se ve y lo que la Corte también ha dicho es que algunas de esas políticas que se han puesto en marcha no han sido suficientes. Acumar no hace controles sobre residuos peligrosos, ni sobre emisiones gaseosas de la industria en la zona. No ha habido, como se proponía en el fallo, una política desde el área de salud con informaciones ciertas de los grados de contaminación producidos.
En este período de diez años, la población de la villa 21-24 en Barracas prácticamente se duplicó. Al duplicarse fue ganando terreno y fueron cubriendo la costa y ganando en densidad a la vera del Riachuelo. Hubo una relocalización, pero todavía falta mucho.
–¿Cuál es su opinión sobre la Acumar?
–Acumar es una de las pocas experiencias que hay de construcción de una institucionalidad metropolitana. La ciudad de Buenos Aires se extiende en el territorio que contando el conurbano tiene 17 millones de personas, que tiene una complejidad y una misma dinámica, porque un mosquito que va a picar de un lado o del otro del Riachuelo no está mirando qué jurisdicción política hay, y lo mismo entre los 3 millones de viajes que hay del conurbano a la ciudad. En cualquiera de los temas es necesario articularlo metropolitanamente y en eso es muy positivo que Acumar exista, un lugar donde coordinar las políticas, pero los resultados no han sido muy buenos. Acumar se puso en marcha, tiene una tarea y es muy importante que demuestre capacidad de acción porque son muchos los temas que necesitan de esta articulación metropolitana. La queja que había hasta el momento sobre todo desde Ciudad era que los distintos colores políticos complicaban la coordinación de esa gestión. Hoy el gobierno nacional, el de la provincia y el de la ciudad tienen el mismo color político y de todas maneras no logran avanzar. Acumar también ha cambiado varias veces de autoridad política y la falta de una conducción en el mantenimiento de una política en el tiempo también conspira contra el objetivo. Cuando a un organismo le cambian permanentemente la conducción política es difícil que pueda implementar y tener consistencia en sus políticas.
–¿Cuál es la situación más compleja en la cuenca Matanza Riachuelo?
–La salud y, en particular, la de los niños. Los estudios que se hicieron en la villa 21 mostraron una enorme cantidad de metales y de sustancias que tienen consecuencias perdurables en el tiempo. La contaminación del agua, que no haya un proceso de reconversión industrial para que no se siga contaminando. En muchos países que han resuelto y se han liquidado cauces que estaban en iguales o peores condiciones y hoy están en perfecto estado, pero lo primero que uno tiene que hacer es dejar de contaminar. Lo más urgente es producir una reconversión industrial y una erradicación de los basurales que están a la vera del Riachuelo.