Una de las cuestiones que todavía perturbaban a Florencia Alifano, aún después del reencuentro con su madre, era el hecho de que ella no intentara recuperarla, sacársela a sus padres adoptivos. “Yo me preguntaba ¿por qué no pelea por mí?, pero trabajando con mi psicóloga me hizo entender que ella ya formó su familia, que entiende que por parte de tus viejos no hubo mala intención, ella entiende que fueron víctimas de dos personas, el matrimonio para el que ella trabajaba y el médico”. Por esas razones, la madre biológica “hoy no le haría a nadie lo que le hicieron a ella” porque “ella es una persona muy especial, es bíblica,según lo que me dice mi psicóloga, porque vos a ella le devolviste la vida desde que golpeaste la puerta detrás de la que te esperaba con una rosa en la mano, ella debe estar agradecida porque te cuidaron, te quisieron y te dieron una vida que ella no te hubiera podido dar”. 

Cuando Florencia sacó La Hija, que este año se presentó en la Feria del Libro, le pidió a su madre adoptiva que la acompañara a la casa de su mamá biológica, a quien le iba a entregar un ejemplar. “No la quise forzar porque tal vez ella no quería o le costaba hacerlo, pero me dijo que sí, y cuando llegamos a San Carlos, a la casa de mi mamá biológica, con mi madre adoptiva, ellas dos no dijeron nada cuando se vieron en la vereda, pero se dieron un abrazo que para mí duró como una hora”, afirma Florencia, mientras se ríe y a la vez no puede contener las lágrimas por la emoción de recordar ese momento único en su vida. “Después del abrazo, se miraron a los ojos, como si se estuvieran agradeciendo mutuamente y nada más, por eso digo que la historia es muy triste, pero tuvo un final feliz, un final esperanzador que necesito compartir, porque como digo en el libro, se juntaron tres cosas, la verdad, el amor y el perdón.”