Con el transcurso de las semanas, y el ahondamiento de la crisis, se acentúan los síntomas de una virtual fractura en la relación entre el gobierno de Mauricio Macri y una cúpula empresaria que lo respaldó desde antes de su llegada a la Presidencia de la Nación. El idilio parece roto, y en ello mucho tiene que ver el desencanto de grupos empresarios por malas políticas, que extendieron el impacto negativo sobre la mayor parte del espectro industrial y de las economías regionales.
Entre los recientes síntomas de ruptura de la relación se inscriben el “reto” del gobierno a las autoridades de la Unión Industrial Argentina (UIA), por expresiones de sus directivos molestos por la apertura importadora y la desprotección a la industria nacional. El gobierno, a través del ministro Francisco Cabrera, les exigió que abandonaran las críticas y adoptaran “una agenda positiva” para discutir con el gobierno.
Más recientemente, el 1º de mayo último, el Foro de Convergencia Empresarial lanzó un duro comunicado en contra del proyecto antitarifazo impulsado en el Congreso. La entidad consideró en ese documento “imprescindible dejar de lado las especulaciones electorales y el afán de confrontar con el Gobierno”. Estas y otras manifestaciones de apoyo al gobierno fueron acompañadas por el listado de “entidades que participan del Foro”, mencionando 55 organizaciones empresarias de diversas ramas de actividad que cuestionaron su inclusión en esa declaración. “Fue la idea de seis personas, a las que nadie autorizó, y mucho menos a incluir entidades que no adhieren como tales sino a través de algún dirigente en forma individual”, apuntó el titular de una de las entidades incluídas. El rechazo al documento firmado como Foro de Convergencia dividió aguas en el empresariado, con una mayoría de cámaras en posiciones críticas respecto del gobierno.
Ante la profunda situación de crisis actual, una de las entidades más cercanas al gobierno llamó a una reunión del Grupo de los 6, el núcleo más concentrado de las organizaciones empresarias (industria, construcción, Bolsa, rurales y comercio). El intento apenas permitió alumbrar un documento de circunstancia que, más que apoyo, plantea los instrumentos que el gobierno tendría a mano para resolver la crisis pero no está utilizando. Tras el fracaso de quienes buscaban un pronunciamiento a favor del gobierno, posiblemente el G-6 vuelva al freezer del que lo sacaron esta semana.
Los dos últimos acontecimientos que señalan un fin de época en el idilio fue, por un lado, el encuentro secreto que mantuvo un representativo arco de dirigentes empresarios con el titular de la Suprema Corte, Ricardo Lorenzetti, en lo que podría ser una entente del sector dominante a espaldas del gobierno. La contrapartida fue la convocatoria de Mauricio Macri a un reducido grupo de grandes empresarios para buscar su compromiso con el gobierno en su momento más difícil. Las manifestaciones de respaldo, por ahora, brillan por su ausencia. Podría decirse que Macri atraviesa el peor temporal de su gestión sin que sus antiguos socios de ruta le acerquen, ni siquiera, un paraguas.